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Un operario de limpieza, trabajando en una calle del Centro. :: Yhasmina García
Limasa inicia una auditoría interna para reorganizar la limpieza de las calles
MÁLAGA

Limasa inicia una auditoría interna para reorganizar la limpieza de las calles

Se han constituido diez comisiones de trabajo para detectar las deficiencias de la entidad y acometer los cambios necesarios para combatir la suciedad en los barrios

FRANCISCO JIMÉNEZ

Miércoles, 19 de marzo 2014, 03:09

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Limasa ya está trabajando en una nueva reorganización del servicio de limpieza y recogida de residuos. Será la cuarta reestructuración en el último año, pero esta vez se espera que por fin sea la definitiva para conseguir la deseable mejora de la imagen que presentan los barrios de la ciudad. Para lograr este objetivo, el Ayuntamiento ha impulsado la elaboración de una radiografía exacta de la situación de la empresa mixta de limpieza en la que se abarcarán todos los aspectos relacionados con su gestión interna (funcionamiento de las distintas tareas, optimización de la plantilla, situación económica,...) para, una vez detectadas sus fortalezas y sus debilidades, darle una vuelta al servicio. La previsión es que los resultados de esta auditoría interna estén en unos dos meses, de forma que los cambios que se puedan acometer coincidan con la puesta en marcha del plan especial previsto en torno al mes de mayo, con la llegada del buen tiempo en el que, como ya ocurrió el año pasado, se refuerzan los barridos y el baldeo en los paseos marítimos y en las plazas y calles más transitadas.

Desde la semana pasada están constituidas una decena de comisiones de trabajo a nivel técnico integradas por representantes del Área de Medio Ambiente, la propia empresa y, por primera vez, la parte privada. Una implicación de los socios (FCC, Urbaser y, en menor medida, Sando y Unicaja) que será por partida doble, ya que además de encargarse de este estudio, todos los gastos que conlleve (sin concretar aún) se harán con cargo al polémico canon de asistencia técnica, que cada año les reporta el 2,5% del volumen de negocio, lo que supone una cifra que siempre se sitúa por encima de los dos millones de euros. Los que no forman parte de esta mesa, a pesar del ofrecimiento municipal, son los sindicatos, quienes no ocultan su escepticismo dado que «las comisiones técnicas que ya hay no funcionan como deberían».

En total, se han creado diez grupos de trabajo con la idea de abordar todos los campos posibles: recogida y limpieza, tratamiento de residuos, economía, recursos humanos, maquinaria, instalaciones, prevención de riesgos, informática y comunicaciones, y gestión de calidad, además de una décima que se encargará de coordinar todas las actuaciones. «Lo que pretendemos es detectar cuáles son los puntos fuertes de la empresa y, sobre todo, los débiles en todos los aspectos relacionados con su funcionamiento para plantear los cambios que sean necesarios en el servicio para que los resultados en las calles sean los mejores posibles», asegura el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, quien se muestra convencido de que «globalmente, hay medios más que suficientes para lograr ese objetivo», aseveró.

Se trata, según apunta, de «optimizar al máximo» el trabajo de los 1.070 operarios de limpieza y recogida de residuos, especialmente ahora que la contratación de eventuales está bajo mínimos (este mes son 105 de larga duración y 27 en talleres, además de 16 coordinadores a tiempo parcial y los 147 que trabajan los domingos y festivos).

Quitar barrenderos

En este sentido, una de las medidas que se plantean como ya avanzó este periódico es la de potenciar la movilidad funcional de los trabajadores, de forma que se puedan quitar barrenderos de algunas calles calles para crear cuadrillas de limpieza conjunta que realicen una batida a fondo al menos una vez por semana, de forma que mientras unos barren las aceras otros puedan ir baldeando, vaciando las papeleras o retirando los enseres que se suelen depositar junto a los contenedores. En cuanto a la basura, de momento sigue aparcada la posibilidad de dejar de recogerla a diario en zonas donde los contenedores tarden más en llenarse por ahorrarse el rechazo social que podría provocar a pesar de que en Medio Ambiente consideran que en algunas urbanizaciones y barrios menos poblados podría dar buenos resultados.

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