El secreto está en el caldillo
Con algo de picante y caldosos. Así es como se saborean los caracoles en Riogordo, que ayer acogió a más de cinco mil personas para celebrar la décima edición de su fiesta en honor de este molusco con cáscara, de larga tradición en la localidad
EVA GUZMÁN
Lunes, 1 de junio 2009, 14:13
Aunque en otros puntos de nuestra geografía los caracoles son un manjar muy apreciado, en la Axarquía no es un plato muy habitual. A ... pesar de esto, en la zona más alta de la comarca, en Riogordo, son auténticos expertos en este molusco terrestre, donde su recolección es una costumbre muy extendida.
Más de cinco mil personas se dieron cita en la localidad ayer para participar en la décima edición del Día del Caracol, fiesta declarada de Interés Turístico Provincial, para degustar los 50.000 caracoles que se prepararon. El objetivo de la iniciativa es recuperar una antigua receta que se estaba perdiendo con el paso de los años. Matalauva, cáscara de naranja seca, cerecilla, pimienta negra y anís en grano, hierbabuena, laurel, tomillo en rama, guindilla y sal, desvela Francisco Perdiguero, cocinero del colegio del pueblo, y encargado de preparar este sabroso pero muy laborioso plato.
«Me han ayudado seis mujeres y llevamos trabajando desde el viernes sin parar para que todo estuviera listo», explica Perdiguero, quien asegura que sólo han dormido unas horas.
Además de los caracoles en caldillo picante, por tercer año consecutivo se repartieron 28 kilos en arroz caldoso, otra especialidad culinaria típica de Riogordo. Los visitantes, llegados de todos los puntos de la provincia hicieron cola desde el mediodía para saborearlos. «Lo que más sorprende a la gente es el pique y el aroma por la hierbabuena, el secreto está en el caldillo», explica Perdiguero, que matiza que los caracoles se consumen sobre todo entre los meses de mayo y agosto.
Sabrosos
«Lo más habitual es salir a cogerlos después de un día de lluvia, aunque los que están más buenos y sabrosos son los que se recolectan en verano, porque el caracol está más ayunado y más gordo», explica Antonia Ruiz, vecina de Riogordo. Se trata de una tarea complicada, ya que hay que buscarlos debajo de las piedras o en los olivos o almendros. Por eso el kilo se paga a siete euros.
Donde más abundan es en la sierra, en el cortijo de Auto y en el Tajo Gomet. Existen dos variedades, el caracol del terreno, que es el más blanco y más apreciado, y el 'boyuno', de cáscara más oscura.
La diputada de Juventud, Deportes y Formación de la Diputación de Málaga, Encarnación Páez, fue la encargada de realizar el pregón. «Los romanos ya eran grandes conocedores de los caracoles, incluso los cultivaban en granjas para abastecer la demanda», apuntó Páez. Asimismo, la diputada recibió el 'Caracol de Oro' a nivel provincial. El galardón local fue para la asociación de minusválidos AMIR, mientras que el premio comarcal fue para Agustín Peláez, coordinador de la edición de Axarquía de SUR.
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