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VISUALIZACIÓN. Las cámaras vigilan toda la zona comercial y turística del Centro Histórico de la capital. / SUR
Las cámaras de vigilancia permiten desenmascarar a falsas víctimas que se inventan robos
MÁLAGA

Las cámaras de vigilancia permiten desenmascarar a falsas víctimas que se inventan robos

En un año, la policía ha detenido con ayuda de las grabaciones a un centenar de personas por simular delitos Los denunciantes convierten hurtos en atracos violentos para cobrar el seguro

JUAN CANO

Domingo, 9 de marzo 2008, 12:12

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Una mujer denunció que, a la salida de un bar del Centro, un hombre le sustrajo el bolso de un tirón. No reconoció al ladrón ni tampoco hubo testigos. O al menos eso creía ella. La mujer relató a la policía que había sido víctima de robo con violencia en plena calle, pero los agentes descubrieron que se trataba en realidad de un hurto al descuido en un pub. Las cámaras de videovigilancia destaparon el engaño.

No es un caso aislado. Desde que se instaló este sistema de seguridad en el casco histórico de la ciudad, hace justo un año, la Policía Nacional ha detenido a un centenar de personas por simulación de delito, según explica el inspector jefe Juan Tejero, responsable de la comisaría del distrito Centro, donde están instaladas las pantallas desde las que se controlan las cámaras.

El papel que juegan la videovigilancia para la investigación es crucial, ya que en muchos casos ha permitido a los investigadores descubrir el engaño. Al visionar las imágenes de las cámaras, los agentes comprueban si los hechos denunciados se ajustan a la realidad.

El abanico de denuncias falsas detectadas por la policía es amplio, aunque todas suelen tener un mismo objetivo: cobrar el seguro. Las compañías compensan con 300 euros de indemnización estos siniestros, siempre que sea un robo con violencia o intimidación.

Por ello, entre los casos más comunes predominan los pequeños hurtos, como la sustracción de teléfonos móviles, bolsos o carteras, que la picaresca de las víctimas convierte en robos con violencia, como un tirón. Cuando esto ocurre, la infracción existe, pero se maquilla para sacarle partido al seguro.

Víctima de un «tironcillo»

Un agente de la Comisaría Provincial expone un caso real que le ocurrió al tomarlos los datos de la denuncia a una mujer: «Mire usted, a mí me han quitado la cartera en un descuido, pero es que me han dicho en la aseguradora que, para que me paguen, tiene que usted que poner ahí que me han dado un tironcillo del bolso».

La policía dibuja otros tres tipos de situaciones que suelen motivar las denuncias falsas: maridos o mujeres que quieren ocultar al cónyuge un gasto de dinero injustificable (como visitar un club de alterne); personas que quieren esconder a su familia una adicción (ludopatia); delincuentes que afirman que les han robado el coche para actuar con impunidad o tener una coartada ante la comisión de un delito.

La cuestión no es baladí. Además de la detención, el artículo 457 del Código Penal castiga las denuncias falsas con una multa de seis a doce meses, esto es, de 1.100 a 4.400 euros de sanción por simulación, que pueden traducirse en una pena de privación de libertad si no se paga esta suma. Y los jueces lo están aplicando al pie de la letra.

Pero ojo, si se descubre el engaño, el cobro de la póliza puede suponer además un delito de estafa, advierte el inspector jefe del distrito Centro. En la policía dicen que hay ocasiones en las que empleados de las propias aseguradoras están conchabados con los denunciantes.

Aparte de estos casos, las cámaras de videovigilancia se han revelado como una herramienta eficaz para el esclarecimiento de todo tipo de delitos en el área comercial y turística del casco antiguo. Recientemente, en el primer balance oficial que se ha hecho de este servicio, el responsable de la comisaría del distrito Centro aseveró que las grabaciones están ayudando a resolver una media de 50 delitos mensuales. Entre otros asuntos, la policía ha logrado esclarecer el robo de dos relojes Rolex de oro en una joyería de la calle Larios, valorados en unos 6.000 euros cada uno. Los agentes detuvieron a los supuestos autores y recuperaron los dos relojes.

Luego está el poder disuasor que tienen las cámaras, que ha supuesto un cambio en el mapa de delincuencia del Centro. Las clásicas 'descuideras' que cometen hurtos bajo el pretexto de regalar flores o leer las manos han desaparecido de ciertas zonas del casco antiguo porque saben que las están viendo y, lo que es peor, que las están grabando.

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