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NATACIÓN. Mujeres embarazadas realizan ejercicios de calentamiento en una piscina. / SUR
El embarazo y la actividad física
ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD

El embarazo y la actividad física

Diferentes estudios han encontrado que las mujeres que siguen haciendo ejercicio físico durante el embarazo presentan menos síntomas comunes como náuseas, fatiga, calambres en las piernas y dolor de espalda

POR SERGIO LLUL DIRECTOR DEL GIMNASIO FITNESS 100 DE ALGECIRAS WWW.FITNESS100.COM

Lunes, 11 de febrero 2008, 03:17

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EL ejercicio físico influye en el desarrollo del embarazo y parto en embarazadas que son deportistas muy entrenadas.

Se ha visto que las mujeres deportistas que continúan practicando actividad física durante su gestación tienen embarazos ligeramente más cortos (de media, -5 días), un período de dilatación también más corto, y una menor incidencia de partos quirúrgicos, así como de signos que sugieran sufrimiento fetal durante el parto.

En las mujeres sedentarias que comienzan a hacer deporte una vez embarazadas (por ejemplo, a partir del segundo trimestre de gestación) no se encuentra diferencias significativas en relación con la gestante que sigue con una vida sedentaria, ni en la duración del embarazo o del período de dilatación, ni en el porcentaje de los partos quirúrgicos, ni en los índices de sufrimiento

¿Qué ventajas obtiene una mujer sedentaria que comienza un programa de ejercicio físico durante su embarazo?

Aunque una mujer previamente sedentaria no se beneficie de un parto más corto ni de las otras ventajas descritas, el ejercicio físico va a contribuir a que esta mujer tenga un mayor sentimiento de bienestar, más autoconfianza y una mayor capacidad de reacción física y emocional y, además, va a mejorar su resistencia física. En este sentido, el aumento de la fuerza muscular puede ser especialmente beneficioso para que esta embarazada se sienta más ágil y activa y, además, para ayudar a prevenir el dolor de espalda.

Es evidente que tenemos que identificar unos límites que nos aseguren que una determinada actividad física durante el período prenatal va a ser beneficiosa y no va a comprometer el bienestar del feto. Se sabe que realizar sobreesfuerzos físicos de manera habitual durante la gestación se puede acompañar de un mayor riesgo de prematuridad, de malformaciones fetales y de retraso en el crecimiento intrauterino.

¿Es cierto que una embarazada tiene más posibilidades de lesionarse?

Sí, porque los cambios hormonales dan lugar a un aumento generalizado de la laxitud de sus ligamentos, y esto hace que las articulaciones «estén más sueltas», predisponiendo a la futura madre a sufrir más fácilmente traumas y esguinces.

¿Puede el ejercicio físico comprometer el suministro adecuado de oxígeno al feto?

Con el ejercicio físico la sangre se redistribuye en el organismo acudiendo en más cantidad hacia los músculos que están trabajando. No obstante, las adaptaciones cardiovasculares que acompañan a la mujer embarazada hacen que durante la práctica de ejercicio físico el suministro de oxígeno al feto y el consumo de oxígeno fetal no estén comprometidos; por ejemplo, se sabe que cuando la embarazada hace ejercicio físico, la redistribución de la sangre prima a la placenta sobre el miometrio (músculo uterino).

¿Puede el ejercicio físico comprometer el crecimiento o el desarrollo fetal?

Los estudios realizados sobre actividad física y crecimiento y desarrollo fetal generalmente indican que en una mujer sana, bien alimentada, el ejercicio físico es seguro, no afecta negativamente el crecimiento o desarrollo del feto.

El ejercicio físico se acompaña de un aumento en la producción de calor; ¿puede el ejercicio físico hacer que suba la temperatura central de la madre de forma peligrosa?

Una mujer embarazada con una buena condición física es capaz de regular su temperatura corporal más eficientemente y, por ello, no se ha podido demostrar un aumento de alteraciones congénitas en aquellos embarazos de mujeres que continúan realizando ejercicio durante las primeras semanas de embarazo.

No obstante, durante el primer trimestre, la mujer que continúa con su entrenamiento habitual debe tomar precauciones para evitar que suba su temperatura central, mejorando las condiciones para que su cuerpo pierda calor; por ejemplo, hidratándose correctamente (bebiendo agua frecuentemente, incluso sin tener sed); usando ropa deportiva que facilite la transpiración y realizando ejercicio en lugares en los que la temperatura y humedad no sean elevadas.

¿El ejercicio físico puede favorecer el desarrollo de contracciones uterinas?

El ejercicio físico se acompaña de una elevación en la concentración sanguínea de diferentes hormonas, entre otras de la noradrenalina. Esta hormona tiene la capacidad de estimular el útero; por lo tanto, el ejercicio físico teóricamente podría estimular las contracciones uterinas y desencadenar un parto prematuro. Sin embargo, los estudios realizados hasta ahora no han podido demostrar que el ejercicio físico estimule habitualmente la actividad uterina.

¿Cuál es la intensidad de ejercicio más aconsejable?

En la guía publicada en 1994 por el Colegio Americano de Tocólogos y Ginecólogos se dice que la mujer embaraza no necesita limitar la intensidad del ejercicio a una frecuencia cardiaca concreta. De hecho, debido a que el pulso de reposo aumenta durante el embarazo y la frecuencia cardiaca máxima disminuye, sobre todo al final de la gestación, la utilidad de las pulsaciones para determinar la intensidad del ejercicio es limitada. Por lo tanto, deberían ser las propias sensaciones de la embarazada las que delimitasen la intensidad del ejercicio. Como alternativa para evitar los sobreesfuerzos, se aconseja utilizar el "test de hablar". Es decir, si una mujer gestante no puede llevar una conversación normalmente mientras realiza un ejercicio, debe bajar la intensidad del esfuerzo hasta que sea capaz de hablar sin sofoco.

¿Qué duración debería tener una sesión de entrenamiento?

Lo más aconsejable es que la duración dependa de la modalidad y de la intensidad del ejercicio, de la forma física previa al embarazo de la gestante, y de las condiciones medioambientales.

¿Cuantas calorías extras necesita ingerir cada día?

Una mujer embarazada debe tomar un suplemento calórico de 300 calorías/día (equivalente, por ejemplo, a un plato de espaghettis) a partir del segundo trimestre de embarazo; y aquellos días que realice ejercicio físico, este suplemento tiene que ser algo mayor. Es necesario que la futura madre conozca que la glucosa es fundamental para el crecimiento de su hijo y que se puede producir una bajada de los niveles de glucosa en sangre en situaciones de ejercicio prolongado.

Toda mujer tiene que saber que el déficit, pero más frecuentemente el exceso de vitaminas durante el período prenatal puede dar como resultado un incremento en la incidencia de malformaciones congénitas. La ingesta de cantidades importantes de vitamina D puede originar malformaciones cardiovasculares y retraso mental; y el exceso de vitamina A puede acompañarse de malformaciones neurológicas o urogenitales, entre otras. Por ello, es conveniente que la gestante-deportista consulte con su médico antes de tomar por su cuenta ningún compuesto vitamínico: él le aconsejará las vitaminas recomendables para evitar los déficit y los excesos.

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