Una mamá modelo

Como en el caso de Eugenia Martínez de Irujo, la tumbona se convierte estos días en refugio y deporte oficial. Inés se camufla además bajo un sombrero de ala ancha, que haga la suficiente sombra como para no distinguir la cara del portador, y un teléfono móvil disuasorio de curiosos que quieran entablar conversación o de paparazzis que buscan sacar alguna perla a la perseguida. Trucos casi universales. Para ella y para su vástago, al que también le tapa la coronilla con una gorra de menor envergadura y color azulón, como está mandado, y que corretea alrededor de la top model para atraer su atención.

Después del último desliz fotográfico de la modelo, inmortalizada con un bikini de cuello vuelto que no le hacía justicia, parece haber puesto coto a su estilismo y prefiere decantarse en sus últimas jornadas de asueto por un 'kaftán', siempre apropiado para tapar posibles vergüenzas que en su caso serán imperfecciones casi inapreciables. Pero ya se sabe, cualquier cuidado es poco ante las lenguas viperinas, que pronto ponen bajo el microscopio cualquier gránulo de celulitis, aunque la retratada en cuestión acabe de salir del paritorio. Ver para creer.

Con la 'nany'

Inés ha viajado hasta Cádiz en compañía de su hijo y de la 'nany' de Diego y ha elegido un chalé de este lujoso recinto -refugio de otros protagonistas del papel 'cuché', como es el caso de Ana Rosa Quintana- para alojarse con la mayor privacidad posible en Sotogrande. Allí todos se entienden. Tiene dinero y tiempo para gastarlo, algo que también se agradece. Y gustan de montar en yate de interminables esloras y de lucir palmito en un concurrido club de playa por donde revolotean los fotógrafos. Algo que casi va con la fama.

Lo más sorprendente de toda la estampa es el vehículo que la guapa actriz, que ha sido imagen de algunas de las mejores firmas de cosméticas y de perfumes, ha elegido para sus desplazamientos más cortos. El utilitario, a buen seguro considerado como una reliquia por los entendidos en el mundo del motor, ni siquiera luce la matrícula europea. Eso sí, no le falta el detalle de un parasol infantil para que el pequeño Diego no se coja una insolación de punta a punta de Sotogrande.

De cumpleaños

Quien no le ha acompañado en este viaje ha sido su marido, el empresario Álex Corrias, con quien se casó en abril del año pasado en Londres aunque ambos se conocían desde hacía años. Posiblemente la pareja se reunirá en los próximos días y preparará por todo lo alto el primer cumpleaños del pequeño Diego Corrias Sastre.

Se hacen apuestas. ¿Castillo inflable, tarta descomunal con una vela colorida y globos con forma de animalitos por doquier?. ¿Quizá portada en una de las revistas en las que a la modelo le gusta aparecer y donde cada pose y cada telón de fondo se cuida al milímetro?. Cuestión de semana o de negociaciones. Mientras, disfruten de las espontáneas imágenes de este reportaje. Naturalidad no les falta.