¿Expresar nuestra opinión aunque genere bronca? Es el momento (y así se hace)

Se ve que de un tiempo a esta parte hay tantos ofendidos ('ofendiditos' que se les llama peyorativamente) que hay que avisar antes de decir algo supuestamente contrario a lo que opina la mayoría. ¿Es que ya nos da miedo que nos recriminen por pensar diferente? Analicemos qué pasa cuando manifestamos una opinión diferente al resto: «La diversidad nos enriquece, nos hace crecer, pero hay que tener cuidado para que no sea polarizada, extrema o excluyente. Esas diferenciaciones y discrepancias pueden llevar al enfrentamiento o al conflicto», advierte Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de la fundación Psicología Sin Fronteras. ¿Esto es bueno?

Con esa cultura del 'todo vale', cada vez más personas se atreven a expresar sus puntos de vista en cualquier tipo de situación. Esto, a priori, parece positivo. «Ahora nos atrevemos más a dar opiniones diferentes porque se legitiman y antes podían estar mal vistas. Hay que defenderlas, pero hay que saber cómo», desliza el doctor en Psicología. He aquí algunos consejos para mostrar tu punto de vista sin generar una bronca (si es este nuestro deseo, porque a veces se busca lo contrario, para que nos vamos a engañar).

Antes de dar una opinión, hay que analizar por qué y para qué se hace. ¿Quiero crear algún tipo de conflicto o simplemente me apetece compartir una idea? Analizar estas cuestiones es importante para transmitir el mensaje de manera correcta y elegir el tono adecuado. También conviene adaptar el lenguaje al contexto: no es lo mismo estar en una reunión de trabajo que tomando unas cañas con los amigos, donde podemos poner menos filtros.

Lanzar una opinión, por contundente que sea, no siempre significa tener que defenderla a muerte. A veces hay que exponerla, sí, pero siempre conviene estar dispuesto a abrir la mente y explorar otros caminos. El experto explica que, aunque se tienda a apoyar lo que dice la mayoría, una minoría bien consolidada puede influir de forma muy positiva. «Hay que defender las opiniones con la posibilidad de poder cambiarlas. Desde hace años, la psicología social estudia el cambio de opinión. Una minoría bien formada y cohesionada que defiende lo que piensa de manera sistemática puede hacer cambiar las cosas de forma coherente», subraya.

«Nos importa la opinión del resto porque somos seres sociales. Pensamos que lo que hace la mayoría es lo normativo y lo que deberíamos hacer, y todo el mundo intenta ser aceptado», argumenta el experto. Aunque sea inevitable buscar la aceptación, Guillermo enfatiza la importancia de tener criterio propio. Para ello, señala que es clave pensar en los argumentos que defienden nuestra opinión para reforzarla al exponerla. Vamos, poner en valor el punto de vista de uno mismo.

Aunque seamos muy vehementes, es importante reconocer los contraargumentos y mostrar respeto y empatía por las opiniones de los demás. «Hay que aceptar que es normal que haya otro tipo de opiniones. Además, conocer a gente que piensa diferente a ti es enriquecedor y puede ser un gran aprendizaje». De hecho, recomienda educar a los niños y niñas en lo que se llama pensamiento crítico: es decir, hacerles argumentar sus posiciones y sus críticas hacia las de otros desde el respeto para que no se sientan los reyes del mundo. Asimismo, hay que enseñarles que es bueno que haya distintos puntos de vista.