¿Que hacemos con los hijos?

Es el título de una vieja película española, pero la pregunta no va de cine, sino del cole. Muchos descubrimos ayer la sorpresa en ... la mochila de nuestros hijos. El lunes que viene no hay cole. Un día laborable y escolar pero no lectivo. Los niños saltan de alegría al enterarse, los profesores -deduzco- están encantados con la noticia y los padres estamos mudos ante el derroche de felicidad. Pero no hay problema. Yo creo que mi jefe lo entenderá cuando lea la noticia y me dará el día. Bueno, tal vez no le haga mucha ilusión a la empresa, así que... me traigo los niños al trabajo y que aprendan lo que es ganarse la vida. No, mejor no, que lo suyo es ganarse el bocata del recreo y lo otro ya les llegará. Está visto que habrá que recurrir a la familia, es decir, a los abuelos, aunque ahora que recuerdo se van de puente porque ellos sí que se lo pueden permitir tras ganarse el júbilo de la jubilación. No hay otra opción: los dejamos solos en casa y hacemos como el anuncio ese de una madre que se le olvida recoger al hijo del cole y ya lo deja para el día siguiente. Claro que entonces, con toda razón, me deberían denunciar por abandono de menores o algo así. Una pena que yo no pueda denunciar por lo mismo a la Consejería de Educación.