Mejores resultados durante la crisis pese a los recortes en financiación

La mejora fue general, pero los mayores avances, con un 8,9% de mayor rendimiento, se concentraron en las privadas, que partían de unos resultados bastante más bajos y no sufrieron tantos recortes.

Pese a los embates de la crisis, la universidad pública domina con claridad la clasificación de los mejores centros. Públicas son las cuatro universidades con mayor rendimiento, según el U-Ranking 2018, y 22 de las 25 primeras del escalafón.

La lista la lidera por cuarto año la barcelonesa Pompeu Fabra, seguida de la Carlos III de Madrid, la Politécnica de Cataluña y la Politécnica de Valencia. La primera privada, la Universidad de Navarra, aparece en el puesto nueve, con la bilbaína Deusto y la barcelonesa Ramon Llull en el tramo del 15 al 25. La universidad pública le saca de media a la privada 17 puntos de rendimiento.

Pero el dominio no es uniforme. Son los centros privados los mejor clasificados si solo se atiende al rendimiento en docencia –aventajan en 13 puntos a los públicos–, pero se desploman en la nota global porque las públicas les sacan una gran ventaja en investigación (37 puntos) y en innovación y desarrollo tecnológico (65 puntos). La gran ventaja que estos dos últimos aspectos dan a la pública en la calificación general se explica porque en docencia no hay grandes distancias entre los 61 centros –el mejor triplica al peor–, pero en investigación e I+D+i las diferencias tienen una proporción de uno a diez.

Así, el ranking de docencia lo encabezan con un cuádruple empate Deusto, Navarra, la madrileña Antonio Nebrija, y la Politécnica de Valencia, como única pública en cabeza. Los expertos del IVIE han seleccionado nueve universidades como las de mayor nivel de excelencia en su categoría. La Universidad de Navarra y la Ramon Llull son el modelo de privadas; la Pompeu Fabra y la Politécnica de Valencia, ejemplo de las altamente especializadas; la Autónoma de Barcelona y la de Madrid, referentes de las generalistas metropolitanas; Cantabria, espejo de las jóvenes investigadoras; y las universidades de Zaragoza y Córdoba, modelos de las regionales generalistas.