Solidez y precisión

El Lleida salió con una presión defensiva intensa, buscando robar balones y correr. Batemon abrió fuego con un 3+1, pero Unicaja respondió con la misma moneda: defensa, transición y verticalidad. Las dos faltas rápidas de Tillie propiciaron la entrada de Balcerowski, que marcó el primer gran punto de inflexión. El pívot polaco dominó en ambas zonas, intimidando atrás y finalizando con contundencia, liderando un primer cuarto de ritmo frenético y ventaja temprana.

El segundo cuarto fue definitivo. Con Tyson Pérez imponiéndose por encima del aro y Djedovic afinado desde el perímetro, Unicaja elevó su nivel ofensivo, anotando tras dos o tres pases y manteniendo un ritmo vertiginoso. El dominio del rebote, tanto defensivo como en ataque, permitió segundas opciones y rápidas salidas que desbordaron a un Lleida sin respuestas. El parcial de 12-28 dejó el partido prácticamente sentenciado.

En la reanudación, Ibon Navarro dio continuidad a Balcerowski, buscando que siga creciendo en minutos y confianza. Kalinoski, Perry y el propio Tillie desde el triple mantuvieron la distancia. Aunque el Lleida trató de reactivar la defensa tras un tiempo muerto, el intercambio de canastas favoreció siempre a un Unicaja que nunca perdió el control. El último cuarto fue un ejercicio de dignidad de los locales, empujados por el carácter de Oriola, que logró reducir la barrera de los 20 puntos de diferencia momentáneamente. Pero Kalinoski, desde el perímetro, cerró el encuentro con solvencia.

El Unicaja sigue afinando su maquinaria. Dominó el ritmo, contuvo los tirones del equipo local y gestionó fantásticamente bien la rotación. En esta recta final de temporada, cada partido cuenta para agotar las opciones de alcanzar el tercer puesto en la clasificación y, sobre todo, para llegar a los 'play-off' en condiciones óptimas de juego y con la plantilla sana y enchufada.