Título olímpico en su decimotercera final en 28 años
El Unicaja prepara la sala de trofeos para colocar su segunda Copa del Rey, la más inesperada de todas, junto al de la Liga, la Korac y la Eurocup, y da un golpe en la mesa
El misticismo, entendido como estado extraordinario de perfección, está imbricado de forma indeleble en la memoria colectiva del aficionado del Unicaja, que recita insistentemente esos ... lugares y fechas en los que la felicidad alcanzó el grado máximo. En el deporte, el éxito se entiende como la lucha por los títulos que engrosan la sala de trofeos o deja hendiduras por las que supuran el dolor de las derrotas. Llegar al último peldaño de esa escalera hacia la gloria está al alcance de pocos, tocarla con las manos es cosa de los privilegiados, como los que jugaron y ganaron ayer en el Olímpico de Badalona.
Pronto harán 30 años que Los Guindos acometió reformas para habilitar ese espacio donde los focos convierten los oropeles en oro puro a ojos de los admiradores que aprecian el botín conquistado. Ese 21 de mayo de 1995 el Barcelona despojó al Unicaja de la medalla de campeón de Liga, pero el equipo malagueño se colgó el honor de candar la élite para siempre. Ese día nació la historia dorada de un club que, al repasar su trayectoria, se atisba una órbita estelar que propicia una final casi dos años, ya que hasta en 13 ocasiones luchó por el título en un recorrido por el tiempo que deja muescas en el palmarés.
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Tras esa mítica final de Liga en la ciudad Condal, la del famoso triple de Ansley, perdida en la pista pero ganada en el corazón de los malagueños gracias a la imagen que desprendió el equipo que entrenaba Javier Imbroda, hubo que esperar un lustro para volver a disfrutar de las mieles, que tornaron en hieles en Limoges en esa recordada Copa Korac, que vino a Málaga solo un año después en Vrsac (Serbia), la tierra de su entrenador, Bozidar Maljovic, que apenas doce meses después condujo al Unicaja a su segunda final de Liga, perdida en Vitoria.
A partir de ahí llegan años de gloria bajo los mandos de Sergio Scariolo, con la conquista de la Copa del Rey en 2005, la consecución de la Liga en 2006 y la clasificación para la 'Final Four' de Atenas en 2007; por medio, una derrota en la final de la Supercopa en 2006 disputada en Málaga. Vuelve a luchar por un título en la Copa de 2009, que causó tristeza al caer el equipo que entrenaba Aíto García Reneses en la prórroga frente al Tau.
Un largo paréntesis envuelve de neblina la trayectoria triunfante del club de Los Guindos, aunque llegara a la final de la Supercopa de Málaga en 2015. La sala de trofeos aumentó con otro título europeo, la Eurocup, en un partido mítico cuando el conjunto de Joan Plaza remontó en el último cuarto en Valencia el 5 de abril de 2017. Fue como un punto de inflexión que después no se concretó a causa de la irregularidad de los siguientes proyectos.
Un mes antes de la pandemia que cambió el mundo, febrero de 2020, el Unicaja aprovechó el sorteo favorable de la Copa del Rey de Málaga y ejerció de anfitrión para disputar una final en la que no tuvo opciones frente al Real Madrid. Ahora, en Badalona, en su decimotercera final entre todas las competiciones, toda Málaga vuela hacia el Olimpo con la conquista de su segunda Copa del Rey, 18 años después. Una bonita mayoría de edad para un Unicaja que da un golpe en la mesa.
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