Con honor hasta el final
Tiro Libre ·
El Real Madrid necesitó su mejor versión para doblegar a un Unicaja que se vació en la pista y se ganó un Carpena en pie, ... entregado a un equipo que ha firmado una temporada sobresaliente en un ciclo histórico. Málaga despidió entre aplausos a sus jugadores tras caer en el cuarto partido de la semifinal de la Liga Endesa, en una serie durísima, de máxima exigencia física, donde los de Ibon Navarro pusieron contra las cuerdas al gigante blanco.
Unicaja salió como un vendaval. Osetkowski, en modo MVP, enchufó dos triples consecutivos, secundado por Perry, Carter y un Alberto Díaz imponente en defensa. El Real Madrid, incómodo ante la intensidad malagueña, se enredaba en pérdidas mientras Henzoja y Llull sostenían a los suyos. Al final del primer cuarto, el Unicaja mandaba con merecimiento, castigando con grandes porcentajes desde el triple y dejando al Madrid en tan solo 16 puntos.
El segundo acto mantuvo el guion: defensa férrea, lectura rápida y eficacia exterior. Ejim y Osetkowski estiraron la diferencia hasta los doce puntos. Sin embargo el Madrid supo reaccionar con músculo (Tavares) y talento (Henzoja, Musa), pero Unicaja no cedía: dominaba el ritmo, forzaba errores y controlaba a Campazzo. Al descanso, el sueño seguía vivo.
La segunda parte trajo un Madrid más físico y ajustado. Tavares, con tres faltas, se multiplicó bajo los aros. Garuba sobre Osetkoswki, Feliz y Campazzo apretaron atrás, y poco a poco el marcador se estrechó. Aun así, Kalinoski, Díaz y un inspirado Balcerowski en sus continuaciones en el «pick and roll» mantenían a su equipo .
En el último cuarto, el Madrid impuso su ley en la pintura encontrando una y otra vez a Tavares, que ayudaba además en la circulación de balón dentr/fuera y con Campazzo ya controlando el juego en la segunda parte sentenciaron. Unicaja, ya sin la puntería del inicio, peleó hasta el final.
No hubo premio, pero sí reconocimiento. El Carpena, de pie, despidió a los suyos con orgullo y agradecimiento. Porque este Unicaja ha hecho creer, disfrutar y soñar. Porque en el baloncesto, a veces, también se gana cuando se pierde.
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