Akil Mitchell, el pívot al que se le salió un ojo

Mitchell es uno de esos trotamundos del baloncesto. Ha jugado en Francia, Turquía, Grecia, Alemania, Israel, Italia y hasta en Nueva Zelanda. Fue en el país oceánico en el que sufrió una de las lesiones más fuertes que se han visto en una cancha de baloncesto. A Mitchell literalmente se le salió un ojo de la cuenca ocular al recibir un golpe de un contrario en la lucha por el rebote. Sucedió durante un partido de la Liga australiana (NBL) contra los Cairns Taipans. Mitchell saltó varias veces por un rebote ofensivo y, en el último intento, con el juego ya parado porque se había señalado una personal, el ahora pívot del AEK recibió un golpe de un contrario al bajar la cabeza y esto provocó que se le saliese el ojo. El pívot se retorcía de dolor en el suelo y en un momento dado giró la cabeza y se pudo ver la gravedad de lo sucedido porque literalmente tenía el globo ocular fuera. Las imágenes dieron la vuelta al mundo al tratarse de un percance poco habitual.

A pesar de lo aparatoso, Mitchell se recuperó pronto, de hecho, los doctores que lo atendieron lograron reintroducirle el ojo en pocos minutos. «Sentí como si me hubiesen pinchado el ojo. Fue algo extraño. Podía ver, pero sentía que el ojo estaba fuera», comentó Mitchell horas después de lo sucedido e incluso bromeó al respecto. «En la ambulancia, camino del hospital, los médicos no se lo creían y querían ver el vídeo».

Por suerte, aquello quedó en una anécdota y el estadounidense pudo continuar con su carrera deportiva con normalidad. Ahora es uno de los mejores pívot de la Champions (16 puntos y nueve rebotes) y será una de las preocupaciones para el Unicaja.