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Prueba de que IMEC se toma en serio su proyecto en Málaga es que sus directivos se han puesto las pilas con lo de aprender español. Hoy, en el acto institucional en el que se ha escenificado el arranque de esta iniciativa, los dos representantes de la empresa belga que han tomado la palabra lo han hecho en un más que meritorio castellano. Y especial mérito ha tenido el encargado de explicar cómo será el primer centro de fabricación e investigación de chips de IMEC fuera de Bélgica. Lo ha hecho, ante dos ministros, el presidente de la Junta y el alcalde -entre otras muchas autoridades- mientras iba señalando los enormes carteles que se han colocado delante de los terrenos, ahora baldíos, que ocupará esta instalación científica e industrial. En dichos carteles se ven recreaciones de la futura sede de IMEC España.
«Me llamo Karel, trabajo para IMEC y estoy a cargo de convertir este sitio en un centro de innovación en nanotecnología», se presentaba. Para ser exactos es Karel van Gils, cuyo cargo es R&D Fab Director. Y empezaba explicando que se requiere mucho espacio (seis parcelas contiguas que suman 51.229 metros cuadrados) pese a que la sala blanca (que es el corazón de la infraestructura, donde se ensamblan los chips) 'sólo' mide 2.000 metros cuadrados «porque una sala blanca necesita mucha infraestructura de apoyo y también tenemos que estar seguros de que en el futuro tenemos bastante espacio para hacer una extensión cuando el éxito de IMEC España nos permita aumentar nuestras actividades».
El proyecto tiene dos fases: la primera es la que pretende materializarse para 2030, con esos 2.000 metros cuadrados de sala blanca y 250 empleos. En la segunda fase, que aún no tiene fecha (al menos, no ha sido comunicada), se duplicaría el espacio dedicado a esa sala blanca y aumentaría el personal.
IMEC España constará de un edificio principal, en cuya segunda planta estará la mencionada sala blanca. «Comparado con una sala blanca industrial es pequeña, pero en comparación con un laboratorio de semiconductores es grande. Podrá alojar 60 máquinas», ha explicado. El equipamiento de un centro de estas características es carísimo: se calcula que será necesaria una inversión de 120 millones de euros, que costearán entre el Gobierno central y la Junta.
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Junto al edificio central habrá otro edificio de servicios, conectado por un puente, que tendrá varias funciones como la purificación de agua, la producción de aire seco y muchas más. «Deben estar en un edificio separado porque, entre otras cosas, las vibraciones de las máquinas podrían interferir con el procesamiento de obleas en la sala blanca», afirma el representante de IMEC. También habrá instalaciones destinadas a guardar reservas de agua de emergencia, un almacén de materiales peligrosos y el parque de gases. Además, habrá una caseta de vigilancia donde también está la sala de control.
Por último, se construirá un edificio de oficinas, también conectado con el principal para facilitar el acceso de los ingenieros, que albergará a unas 200 personas de diversas especialidades. En la segunda fase se prevé un segundo edificio de oficinas. «También habrá una estación de alta tensión y una estación de tratamiento de agua», ha concluido Karel van Gils. Todos los edificios específicos para el procesamiento de semiconductores serán diseñados por una empresa de ingeniería especializada y los otros serán diseñados por INECO, empresa pública española de ingeniería y consultoría.
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