
La memorable tarde de los toros de Coquilla
Historias de La Malagueta (XIII) ·
Se cumplen noventa años de la célebre corrida en la que triunfaron Cagancho, Gitanillo de Triana y Armillita Chico ante las bravas reses salmantinasSecciones
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Historias de La Malagueta (XIII) ·
Se cumplen noventa años de la célebre corrida en la que triunfaron Cagancho, Gitanillo de Triana y Armillita Chico ante las bravas reses salmantinasA lo largo de sus casi 150 años de historia han sido muchas las tardes memorables vividas en el albero de La Malagueta. Una de ellas, recordada por los viejos aficionados y cuyos ecos llegan hasta nuestros días a través de la memoria oral de quienes escucharon el relato de sus mayores, es la célebre corrida celebrada el 25 de julio de 1928 con los toros de Andrés Sánchez, de Coquilla, que ofrecieron un gran juego en su debut en Málaga, y el triunfo de la terna que hizo el paseíllo: Joaquín Rodríguez 'Cagancho', Francisco Vega 'Gitanillo de Triana' y Fermín Espinosa 'Armillita Chico', en su presentación ante la afición malagueña.
De aquella Corrida de la Asociación de la Prensa, ofrece el crítico P. P. en 'Vida Gráfica' un resumen, recogido en el tomo XIII de 'Historia de la plaza de toros de La Malagueta (1876-1936)' de Enrique Recio y Cosme Rueda: «(...) Como aficionado solo puedo decir que desde Bombita a acá he visto también muy buenas corridas. Faenas inmensas de Gallito, de Belmonte, de Chicuelo, de Marcial; tardes de Bombita y Machaquito, mano a mano, corridas ¡pero corridas! De Saltillo, Murube, Miura, Veragua, Pablo Romero... Pero como corrida completa, como corrida cumbre, para registrar una fecha taurina en los anales, no he conocido otra. (…) En esta corrida de los ya famosos 'Coquillas', los gitanos Joaquín y Curro y el mejicano imberbe, se ha hecho una exposición tan completa del toreo clásico contemporáneo, que pudiera parecer que se había convocado a un concurso para representar en toda su grandiosidad la genuina fiesta española llamada Nacional. Yo lo declaro francamente: si de algo pecó esta corrida fue de empachosa. ¡Ya sobraba tanto bueno!».
Sigue el cronista: «Al tercer toro pudo acabar ya la corrida. Ya no quedaba nada que hacer ni podían salir toros mejores. ¡Aquello era un hartazgo de toros! Yo salí de la plaza como se suele salir de los museos. Tantas cosas buenas y bonitas marean y estragan». Los toros fueron bravos y manejables, a tenor de las crónicas, y el primero 'Brujito' de nombre y el quinto, 'Cara de rosa' recibieron grandes ovaciones; y A este último se le dio dos vueltas al ruedo por aclamación del público. Al término del quinto, el respetable obligó al mayoral (mencionado en las crónicas como el conocedor), Filiberto Ingelmo, a salir al ruedo para recibir el reconocimiento de los asistentes.
De la actuación de Cagancho, las crónicas destacan que dio a conocer «la esencia de su arte y hasta se mostró valiente y decidido». «Lástima que no tuviese fortuna al herir a 'Brujito'. Pudo cortar una oreja. En su segundo no entró por derecho y tampoco pudo matar bien. Pero hizo quites quintaesenciados y toreó con la muleta soberanamente. Este torero, confiado es un genio», escribió P. P.
En lo que respecta a Gitanillo de Triana, que llegó a cortar el rabo del quinto de la tarde, las crónicas de aquella tarde destacaron que estuvo «formidable». «Con el capote no se puede torear mejor ni echarle más estilo. Es lo más clásico que se puede hacer hoy. (…) En quites se superó y con la franela ¡un verdadero escándalo! ¡Qué dos faenas! ¡Con qué temple y con qué gracia manejó la zurda a su antojo, dando una verdadera lección del arte de torear al natural hasta emborrachar. ¡Qué manera de tirar del toro y llevarlo embebido en los vuelos de la muleta! Mató como los valientes», apuntó P. P.
Por su parte, Armillita dejó una muy buena impresión en su presentación en La Malagueta. Destacó con el capote en los quites -los tres toreros brindaron un gran tercio de quites en el tercero de la tarde- y con la muleta «no sólo demostró arte depurado, sino que dio la sensación de ser un maestro, sacando todo el partido posible del enemigo. Dio dos soberbias estocadas atacando por derecho», según se recoge en 'Vida Gráfica'. El mexicano cortó un total de dos orejas.
En definitiva, como recogen las crónicas, fue «un corridón», cuya memoria ha perdurado a lo largo de los años, primero entre los aficionados que presenciaron aquel festejo hace ya 90 años, y después, entre quienes escucharon de sus mayores la gran tarde de toros que se vivió en Málaga el Día de Santiago de 1928.
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