Brigitte Bardot en la Costa del Sol
Cuando el verano de 1957 terminaba, la llegada de B. B. elevó la temperatura de un Torremolinos aún sin explotar
VÍCTOR HEREDIA
Sábado, 3 de agosto 2019, 00:14
En los años 50 se empezó a usar el término inglés 'sex symbol' para designar a las celebridades -en su mayor parte femeninas- ... con un reconocido atractivo sexual y que, por tanto, despertaban una especial expectación en sus apariciones públicas y en las películas que protagonizaban con mejor o peor acierto interpretativo. Aunque hay antecedentes, fue en esa década cuando surgen actrices como Ava Gardner, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor en Estados Unidos, Sophia Loren y Brigitte Bardot en Europa, y hasta Sara Montiel en una España por cuya salud moral vigilaba estrictamente la censura.
Brigitte Bardot, B.B., era un caso especial. La parisina había debutado en el cine en 1952, con 18 años, pero su consagración como mito erótico llegó con el film Y Dios creó a la mujer (1956), dirigido por su primer marido, Roger Vadim. Al año siguiente, y en pleno proceso de divorcio, la pareja desembarcó en el sur de España para el rodaje de otra película destinada a explotar la sensualidad de la actriz. Su título era 'Les bijoutiers du clair de lune' ('Los joyeros del claro de luna') y era una adaptación de la novela del mismo título de Albert Vidalie que narraba el romance entre un aventurero y una joven de buena familia, pero trasladando la ambientación desde Francia a la profunda Andalucía rural.
El reparto internacional, además de B.B., se completaba con el galán irlandés Stephen Boyd y con la aristocrática italiana Alida Valli, que formaban el triángulo amoroso central. La aportación española estaba compuesta por José Nieto, Fernando Rey y Maruchi Fresno. El argumento mostraba una historia escabrosa, sobre todo para la censura española. Una jovencita francesa se traslada a un cortijo andaluz para vivir con su tía, casada con un siniestro conde. La aparición de un apuesto lugareño, que despierta la pasión en ambas mujeres, pone en marcha el drama, con una muerte y la posterior trágica huida de los personajes interpretados por Bardot y Boyd.
La trama es una excusa para exhibir el cuerpo de Bardot y ofrecer un recorrido por una región atrasada y exótica. En palabras de Vadim, «quería hacer un western moderno ambientado en España, el último país romántico de Europa». Y a fe que lo consiguió, ya que el film contiene numerosas escenas rodadas en parajes malagueños. El Hotel Miramar, Alhaurín el Grande, Mijas, El Chorro o los jardines del Retiro son algunas de esas localizaciones.
La belleza de Bardot contrastaba vivamente con la miseria reflejada en unos pueblos con demasiadas carencias. Memorables son las vistas del ferrocarril suburbano transitando por una Costa del Sol aún sin urbanizar, con parada en una aislada estación de El Pinillo, o la escena de la corrida de toros en la plaza de Mijas. A finales de julio empezó la grabación en los madrileños Estudios CEA. A principios de septiembre el equipo llegó a Málaga, donde Pepe Mena hizo de anfitrión de Valli y Bardot. Curiosamente, Los joyeros del claro de luna nunca fue estrenada en España, sin duda por la imagen que daba del país y por la peligrosidad moral de su argumento -adulterio incluido- y de las curvas de la Bardot, demasiado evidentes en varios momentos de la película. En México sí llegó a las pantallas con el título de Armas de mujer. En inglés se distribuyó como The night heaven fell, con frases publicitarias tan significativas como «la exhibición más caliente desde que se creó el cine».
La Bardot rodó otras cintas en nuestro país, como 'La mujer y el pelele' (1958), 'Shalako' (1968) y 'Las petroleras' (1971), un western paródico dirigido por Edward Dmytryck. Estas dos últimas la trajeron a Almería, convertida en un gran plató en los años del desarrollismo. En una de esas estancias un grupo de estudiantes de la Escuela de Turismo de Málaga se plantó allí para visitar a la estrella cinematográfica.
Mientras tanto, B.B. regresó varias veces a la Costa del Sol. La amistad de su tercer marido, el millonario Gunter Sachs, con Alfonso de Hohenlohe hizo que la pareja acudiera en distintas ocasiones al Marbella Club, con fiesta flamenca incluida en Torremolinos.
La segunda película que B.B. rodó en Málaga fue 'El bulevar del ron' (1971), con Lino Ventura como coprotagonista y Robert Enrico como realizador. Aunque la mayor parte de las tomas se hicieron en Almería, algunas escenas reflejan localizaciones reconocibles, como el Ayuntamiento convertido en un hotel caribeño y el barrio de la Trinidad.
Bardot puso fin a su carrera tres años después, al cumplir los cuarenta años. Los rodajes y las estancias de descanso de B.B. son, sin duda, un potente recuerdo de una época dorada para la Costa.
Bardot en Torremolinos
El equipo de la película se alojó durante la grabación en Torremolinos, en el Hotel Montemar. En sus memorias, recogidas por Francisco Griñán y Juan Antonio Vigar en su libro 'Málaga Cinema', B.B. describe las impresiones que le causó un pueblo de casas blanqueadas y llenas de flores: «Era un sueño, un lugar idílico, casi desierto, un lugar para amar». La encantadora visión de los momentos iniciales dio paso a una experiencia menos agradable, especialmente por el mal tiempo y porque cayó enferma. La presencia de B.B. en la localidad se hizo notar. Adoptó un burro que era utilizado en algunas escenas y, sobre todo, se dedicó a tomar el sol -cuando salió- ligera de ropa. Algunos vecinos enviaron escritos al alcalde de Málaga para protestar por la inmoralidad de la actriz, que hoy cuenta con una calle en El Bajondillo. Desde hace un par de meses un gran mural pintado por el artista Guillermo Paz reproduce en la plaza Costa del Sol una foto de Bardot tomada en La Carihuela en 1957.
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