Vuelven a detener a El Cachulo de El Palo por intentar apuñalar a dos policías locales

El último arresto, en el que se investiga si pudo cometer dos delitos de homicidio en grado de tentativa, tuvo lugar sobre las dos y media de la tarde de este martes 4 de febrero en la barriada de El Palo, donde siempre ha residido El Cachulo y su familia. Una patrulla de la Policía Local acudió hasta allí porque, según los vecinos, un hombre estaba amenazando a la gente que pasaba por la zona.

A su llegada, los funcionarios se encontraron con un viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad. El Cachulo tenía las manos en los bolsillo y estaba muy nervioso. Los agentes le pidieron que se calmara, pero él hizo caso omiso y empezó a amenazarlos de muerte. Tras ello, esgrimió un destornillador, por lo que los policías desenfundaron sus armas para intimidarlo y repeler una potencial agresión.

Según relataron fuentes cercanas al caso, Rafael F. R. presuntamente se abalanzó sobre una policía local, que se apartó de él para evitar que la alcanzara. Acto seguido, acometió al compañero de ésta, al que persiguió alrededor de un coche con la supuesta intención de apuñalarlo, aunque tampoco en esta ocasión logró su objetivo.

Poco después llegaron los refuerzos. Varias dotaciones más se presentaron en la calle donde estaban sucediendo los hechos y entonces El Cachulo reaccionó amenazando con autolesionarse. Incluso, se hirió en una pierna y se colocó el destornillador en el cuello, añadieron las fuentes.

Los policías locales empezaron a conversar con él y consiguieron apaciguarlo, aunque fue la llegada de una familiar la que terminó de calmarlo. Ella medió para que se entregara y evitó que los agentes tuvieran que reducirlo empleando la violencia. Aun así, fue trasladado a un centro hospitalario para curarlo de las lesiones que él mismo se había causado.

El Cachulo, que ahora tiene 41 años, recuperó la libertad a mediados del pasado noviembre tras cumplir cinco condenas y pasar 10 veces por la cárcel, donde estaba considerado uno de los internos más conflictivos, protagonizando agresiones a reclusos y funcionarios que motivaron varios traslados y su paso por los módulos de aislamiento de distintas prisiones españolas.

El historial delictivo de Rafael F. R. arranca cuando aún era menor de edad. En mayo de 2000, cuando sólo tenía 17 años, El Cachulo mató a puñaladas a Manuel Lara, un vecino de El Palo que le recriminó que vejara a su novia en un bar. Su caso fue uno de los primeros en los que se aplicó la Ley del Menor, lo que evitó una condena más dura y avivó las críticas por la laxitud de la norma, sobre todo en los asuntos más graves. Se entregó un año después para cumplir una condena a ocho años de internamiento y dos de libertad vigilada. En el juicio declaró que iba «empastillado».

En un primer momento, Rafael F. R. ingresó en prisión por aquel suceso, pero la entrada en vigor de la Ley del Menor supuso su puesta en libertad a primeros de enero de 2001. En marzo volvió a ser detenido tras una denuncia por amenazas de una vecina de El Palo, pero finalmente el juez decidió ponerlo en libertad. Sin embargo, apenas dos semanas después, el joven ingresó en prisión por orden judicial tras volver a ser denunciado, nuevamente por amenazas.

No fue el único episodio violento que se atribuyó a Rafael F. R. cuando era menor de edad. En la feria de El Palo de 1997, Manuel N., vecino de la barriada, recibió varias puñaladas por recriminar a un chaval que pasó con su moto junto a él y su familia haciendo el caballito. La víctima temió que arrollara a sus hijas y le llamó la atención al joven. Ese joven resultó ser, según la policía, El Cachulo.

Desde entonces, las idas y venidas de la cárcel han sido constantes. También ha sido tiroteado en alguna ocasión, como en 2009, cuando resultó herido de un disparo de escopeta entre el hombro y el cuello. En 2019 fue detenido por quebrantar una condena supuestamente al arrancarse la pulsera telemática de seguimiento por GPS que debía llevar como responsable de un delito de violencia de género. Y el año pasado volvió a la cárcel tras protagonizar otro episodio violento: asestó una puñalada al perro de unos vecinos con los que mantenía viejas rencillas.