Lo último en las estafas del amor: cuando ya te han desangrado, se hacen pasar por abogados

Los investigadores del Grupo de Fraudes de la Comisaría Provincial de Málaga han detectado varios casos donde las víctimas, tras haber entregado grandes sumas de dinero a los estafadores creyendo que mantenían con ellos una relación sentimental, han recibido mensajes o llamadas que desconocidos que dicen ser letrados.

Según han relatado las denunciantes, los supuestos abogados inician la conversación indicándoles que han podido saber por la policía que han sido víctimas de la 'estafa del amor' y se ofrecen a ayudarlas a recuperar el dinero defraudado y a acompañarlas en el proceso.

Los investigadores del Grupo de Fraudes ya han podido comprobar que, en realidad, se trata de las mismas redes de estafadores del amor, que intentan aprovecharse nuevamente del estado de vulnerabilidad en el que quedan las víctimas -arrastradas hasta la ruina por estos delincuentes, como ocurrió a los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña (Madrid), que al parecer recurrieron incluso a prestamistas- para seguir sacándoles dinero con el pretexto de asesorarlas en un pleito.

El origen de toda esta espiral está en lo que se denomina estafa del amor o 'romance scam'. Las víctimas -generalmente, mujeres- reciben una solicitud de amistad a través de alguna red social de un hombre bien parecido que les cuenta una historia sobre su vida.

Los personajes clásicos suelen ser un soldado americano que se ha quedado viudo y que está destinado en alguna guerra o un prestigioso médico que se acaba de divorciar, aunque una de las últimas modalidades consiste en recurrir a perfiles falsos de actores famosos de Hollywood, como Brad Pitt, Denzel Washington o Antonio Banderas.

La cuestión es cómo consiguen sacarles fuertes sumas de dinero a sus víctimas. En Málaga, una jurista llegó a transferir 330.000 euros a una de estas redes a lo largo de los años; y en Morata de Tajuña se dice que las dos hermanas asesinadas pudieron entregarles más de 400.000 euros a los delincuentes, dilapidando sus bienes y propiedades.

La estrategia para ello consiste, en primer lugar, en hacerles creer a las víctimas que mantienen una relación sentimental con el supuesto soldado o el prestigioso médico, quienes incluso les plantean un futuro juntos (llegan a enviarles fotos de sus hijas o de su mansión en EE.UU).

Cuando ya se ha creado el clima de una relación de pareja, el supuesto militar le dice a su víctima que necesita mandarle dinero, joyas o una herencia en efectivo que les resolverá la vida. Empiezan los problemas: cuando ella está a punto de recibirla, el envío es interceptado en el aeropuerto por Aduanas. Y para liberarlo hay que pagar. Ahí comienza el fraude y la pesadilla.