Tragedia en Nochevieja: muere después de ocho meses en coma tras recibir un botellazo de una chica

El suceso ocurrió la pasada Nochevieja. La Policía Nacional no tardó en descubrir que había recibido un botellazo, por lo que el Juzgado de Instrucción número 3 de Vélez-Málaga abrió diligencias por dos delitos: lesiones graves y omisión del deber de socorro. Los investigadores identificaron a una chica de 19 años como presunta autora de la agresión.

La joven fue detenida en marzo y, tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad con cargos, investigada por ambos delitos. Salvador, al que todos conocían como Salvori, entonces aún estaba vivo, aunque su estado era vegetal. Había salido del coma, pero le había quedado una hemiplejia que lo mantenía postrado en la cama de una residencia. Murió este verano.

Tras tener conocimiento del fallecimiento de la víctima, la jueza ha dictado un nuevo auto donde solicita a los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) que emitan un informe sobre la «relación de causalidad» entre el botellazo y el óbito de Salvador.

Los investigadores de la comisaría veleña, que en sus informes califican la investigación de «muy compleja», tomaron declaración a decenas de testigos hasta reconstruir lo que sucedió la Nochevieja de 2023 en la puerta de un bar de Chilches situado cerca de la urbanización El Cañuelo. También interrogaron como detenida a la presunta agresora.

El día 31 de diciembre, la joven estuvo trabajando en un chiringuito de la zona, donde tomó bebidas alcohólicas junto a sus compañeros para despedir el último día del año. Al terminar su turno, se dirigió junto a dos de ellos a otro bar donde se encontraba su hermano. Allí siguieron bebiendo.

Según la reconstrucción realizada por la policía, el establecimiento cerró sobre las 21 o 21.30 horas. En la terraza se quedaron la supuesta agresora, su hermano, un par de jóvenes y Salvador apurando las últimas consumiciones. La chica habría comenzado a ponerse agresiva y a amenazar al grupo, especialmente a la víctima.

Los testigos no percibieron motivo alguno para esa reacción. Su hermano trató, sin éxito, de llevársela consigo a casa para la cena de Nochevieja. La joven empezó a realizar llamadas de teléfono a voz en grito, tanto que algunos vecinos se asomaron a sus ventanas. Llamaba a su novio para que la recogiera inmediatamente.

En la investigación policial no queda acreditado por qué cambió tan súbitamente la actitud de la joven. Tras ser detenida, la chica manifestó a la policía y a la jueza que Salvador se puso pesado, que la había «toqueteado» y que eso provocó su reacción. Sin embargo, ninguno de los testigos observó esa conducta ni algún comportamiento indebido por parte del hombre.

El grupo se dispersó y ella se quedó a solas con Salvador. A esa alturas, ambos habían bebido mucho. La agresión se produjo entre las 22.45 y las 23.00 horas, pero no hubo testigos ni había cámaras cerca. Nadie lo socorrió, ni llamó a emergencia ni pidió ayuda para él. Mientras el resto se comía las uvas para despedir la última noche y celebrar la llegada del Año Nuevo, Salvador yacía sobre la acera sangrando por la cabeza.

Pasada ya la medianoche, la camarera del bar y el hermano de la presunta agresora, que son amigos, encontraron grave a Salvador y avisaron a la madre de ella, que llamó junto a su hija al 112. La ambulancia tardó otros 50 minutos en llegar, según testigos.

El hombre ingresó en el Hospital Comarcal de la Axarquía, pero durante la madrugada fue derivado al Hospital Regional ante la gravedad de su estado. Ingresó con un traumatismo craneoencefálico severo y presentaba una hemorragia intracraneal masiva.

Durante su estancia en la UCI observaron que tenía focos contusivos hemorrágicos -es decir, más de un golpe- en ambos hemisferios del cerebro, lo que le había ocasionado una hemiplejia derecha con desviación de la mirada hacia la izquierda. El 12 de enero lo operaron de urgencia. Ya no volvió a mejorar.