Un viaje truncado tras cuatro años de enfermedad: «Se lo habíamos prometido a las niñas»
Los damnificados por la presunta estafa de una agencia de viajes de Málaga lamentan que se han quedado sin sus vacaciones y sin ahorros
La familia de Tamara Navarro llevaba meses esperando a que llegase este día. Hoy se suponía que iba a tomar un avión en el aeropuerto ... de Málaga para disfrutar juntos de una escapada a Disneyland París. Pero este viaje, que tanta ilusión hacía a su hija y a sus dos sobrinas pequeñas, se ha visto truncado en el último momento. «Llevamos cuatro años luchando con la enfermedad de mi hermano y después de que mejorase con el trasplante de riñón, decidimos ir, por fin, como habíamos prometido a las niñas», expone la mujer, que es una de las damnificadas por la presunta estafa de la agencia de viajes Florín de Málaga, frente a la que ayer se congregó junto a más afectados.
Como la suya, hay al menos otra veintena de familias que confiaron sus ahorros a dicha sociedad, a la que han denunciado por fraude. En el caso de Tamara, expone, terminaron de pagar los costes del viaje en agosto. Se suponía que en dos semanas tendrían los billetes, pero estos nunca llegaron. En total desembolsaron unos 5.500 euros, asegura.
La Policía Nacional ha detenido a cinco personas entre dueños y trabajadores de dicha agencia, que cuenta con un local en Málaga capital y otro en Alhaurín de la Torre. Los investigadores del caso calculan que los sospechosos se habrían quedado de manera ilícita con alrededor de 40.000 euros, aunque creen que la cantidad podría ser mayor, ya que suponen que habrá víctimas que todavía no sean conscientes de la supuesta estafa.
Tamara supo a través de su hermano que la agencia había cerrado sus puertas a cal y canto hace dos semanas, aunque en ningún momento imaginó lo que supondría para ellos. «Pensé que algo había pasado, pero no me puse en lo peor», sostiene. Según señala, fue la propia empresa mayorista la que le confirmó hace unos días que no había absolutamente nada pagado. Ni los pasajes, ni el hotel, ni el seguro. Nada.
«Nos enteramos el pasado jueves de sopetón y ha sido todo un palo», lamenta. Sobre todo, incide, por la decepción tan grande que se han llevado las niñas. «Mi hija, la pobre, lloraba cuando se lo conté; incluso me echaba la culpa por haberle dado el dinero a gente mala... es muy pequeña para entender lo que ha pasado», dice.
Jorge y su mujer también habían prometido a su hija de ocho años que, si sacaba buenas notas, irían a Disney, que era su gran ilusión. El pasado día 7 tendrían que haber tomado un vuelo pero, cuando se disponían a prepararlo todo, descubrieron que la reserva había sido cancelada. Lo supieron el 15 de agosto, solo dos días después de que terminaran de pagar la totalidad del viaje, que ascendía a 3.395 euros.
Ante esta situación, y al no obtener respuesta de la dueña de la agencia, Jorge acudió a dependencias policiales para presentar una denuncia, que se acumuló entre las muchas que están llegando estos días. «Seguimos sin saber por qué han actuado así», se lamenta. Lo más difícil para él también fue darle esta mala noticia a la pequeña, de ocho años. «Estuvo dos días llorando y sin dormir», manifiesta.
En esta tesitura también está Sergio Rosas, quien explica que él y su mujer tenían previsto disfrutar próximamente de un idílico crucero por el Mediterráneo en compañía de su hermano y su esposa. «Teníamos la ilusión de irnos de vacaciones aunque fuera una semana, pero con esto se la han cargado», comenta. Según señala, hicieron una primera entrega de 400 euros en mayo y en agosto le llamaron de la agencia para que fueran a liquidar lo que quedaba por pagar.
«Me extrañó porque todavía quedaba bastante, pero me dijeron que era para ir adelantando cosas», expone. Así, desembolsaron los 5.080 euros que quedaba, dice. «El 18 de septiembre me avisó mi hermano de que la agencia había cerrado; intenté llamar a todos los teléfonos, pero todos estaban apagados», indica. Esa misma tarde, asegura, interpusieron una denuncia en dependencias policiales.
En el caso de Juan Carlos Fernández, según cuenta, él y su esposa concertaron un viaje para conocer el norte de Italia por el que primero dieron una señal de 900 euros y, más adelante, otros 1.500. «La salida era el 4 de octubre, y cuando mi mujer fue a pagar lo que faltaba se encontró con que la agencia estaba cerrada», afirma. Sorprendidos, volvieron a la zona para preguntar entre los establecimientos cercanos y, ante la falta de explicaciones, recurrieron a las redes sociales, de nuevo en busca de respuestas. «Ahí nos encontramos que había más gente con el mismo problema», señala.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión