Marco, sobre Sibora: «Quiero colaborar, esto me va a perseguir siempre, como lo de Marta del Castillo»
«Nos peleamos y me pasé con ella», manifestó de forma espontánea el presunto asesino de Paula, al que también se investiga ahora por la desaparición de la joven ítalo-albanesa
La Policía Nacional ha inspeccionado ya tres veces el ático donde Marco G. R. convivió con Sibora Gagani, la joven ítalo-albanesa que desapareció en ... Torremolinos en julio de 2014, cuando tenía 22 años. Los agentes tienen serias sospechas de que las paredes de esa vivienda, ahora ocupada por otro matrimonio, esconden lo que le ocurrió.
Esa línea de investigación del Grupo de Homicidios se apoya fundamentalmente en un pilar cuya solidez está aún por contrastar: las manifestaciones espontáneas realizadas por el propio Marco, exnovio de Sibora. Tal y como informó SUR, el italiano admitió ser el responsable de su muerte y aseguró haber emparedado su cadáver en el piso.
La confesión, que no llegó a ratificar policialmente en presencia de un abogado ni tampoco en sede judicial, se produjo casi de forma casual. Marco acababa de acogerse a su derecho a no declarar sobre la muerte de Paula (28 años), su última pareja, a la que presuntamente asesinó a puñaladas en el piso que compartían en la Carihuela.
Cuando los policías lo conducían al calabozo, Marco pasó junto a un tablón donde podía verse la foto de Sibora junto a un cartel que alertaba de su desaparición. Entonces, según las fuentes consultadas, dijo: «Quiero colaborar porque esto me va a perseguir siempre, como lo de Marta del Castillo».
En ese momento, Marco se derrumbó aparentemente por el peso de la conciencia y manifestó que Sibora estaba en el ático que compartieron, «enterrada en una pared». El investigado se ofreció incluso a acompañar a los agentes hasta allí, aunque finalmente no lo hizo.
El presunto asesino de Paula no llegó a confesar haber matado a Sibora. Al menos no de forma explícita. Según ha podido saber este diario, Marco reconoció que se pelearon y se limitó a decir: «Me pasé con ella».
Tras esas manifestaciones, que luego no ratificó ni en sede policial -en presencia ya de un abogado- ni judicial, la policía informó a la magistrada que instruye la desaparición de estas revelaciones y ésta reabrió la causa (archivada provisionalmente hace años por la falta de novedades en la desaparición) y la dirigió contra Marco G. R.
La jueza autorizó un registro en la vivienda que el principal sospechoso compartió con Sibora entre 2011 y 2014. El ático, situado a pocos metros del Ayuntamiento y la Jefatura de la Policía Local de Torremolinos, está repartido en dos plantas con terraza.
El lunes por la tarde, una veintena de agentes, acompañados por la comisión judicial, inspeccionaron cada rincón del piso, con especial hincapié en el tabique que está bajo la escalera, ya que es donde, al parecer, dijo Marco que había escondido el cuerpo.
Los investigadores taladraron tanto esa como el resto de paredes de la vivienda para hacer numerosos agujeros por los que introdujeron microcámaras con la finalidad de comprobar si había restos óseos en su interior.
La búsqueda, que se prolongó durante horas, no dio resultado. Sin embargo, al día siguiente, martes, un equipo de agentes de la Brigada de Policía Científica regresó al inmueble para completar algunas de las pruebas realizadas el día anterior.
Ayer, el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, confirmó estos extremos y aludió a que, en casos como éste, los investigados pueden hacer manifestaciones espontáneas a los policías que los acompañan o también a otros reclusos dentro de la cárcel.
El representante del Ejecutivo apuntó que, al parecer, Marco habría comentado en algún momento que pudo usar ácido para hacer desaparecer el cuerpo. No aclaró dónde ni a quién habría hecho esa revelación el sospechoso, que está en prisión provisional por la muerte de Paula.
La consecuencia de este testimonio fue que ayer la policía volvió por tercera vez al piso para realizar un nuevo registro, como informó el delegado del Gobierno, enfocado en la posibilidad de que se hubiera usado ácido y eso hubiese impedido, los días previos, localizar los restos óseos de Sibora.
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