Dos años sin Marina: la familia pide reabrir el caso de la joven muerta en Málaga tras caer de una moto de agua
El juez de instrucción ha decidido archivar la investigación al considerar que no se han encontrado indicios de criminalidad
La tarde del 16 de julio de 2023, Marina Barrientos Olmo (32 años) se cayó de una moto de agua frente a las playas de ... El Palo y sufrió unas gravísimas lesiones a las que no logró sobrevivir. Falleció esa misma noche en un quirófano del Hospital Clínico. Dos años después, su muerte sigue rodeada de incógnitas, al menos para la familia, que se niega a aceptar que el caso se archive como un simple y fortuito accidente.
El titular del Juzgado número 11 de Málaga, que ha dirigido la instrucción, ha dictado un auto de sobreseimiento provisional de la investigación al no apreciar indicios de criminalidad en la muerte de la joven, que dejó huérfano a un menor de 16 años. La familia ha recurrido el archivo del caso y ha apelado a la Audiencia Provincial, que aún no ha tomado una decisión al respecto.
Aquel día se celebraba, como hoy, las fiestas en honor a la Virgen del Carmen. Marina había ido a disfrutar del día en la playa con una amiga y se unieron a un tercero que las recogió en El Palo en una moto de agua. En alta mar se reunieron con un grupo de jóvenes para pasar la tarde en un barco y una segunda moto.
El suceso ocurrió a última hora, cuando se disponían a volver a puerto. Tras tomar declaración a todos los implicados, la Guardia Civil, que investigó el caso, concluyó que a Marina se le voló la gorra que llevaba puesta y, al tratar de cogerla, se soltó del punto de agarre y cayó al mar, de donde fue rescatada malherida por el grupo de jóvenes con los que había compartido el día.
Los investigadores tomaron muestras de la moto azul -en la que iba Marina- y realizaron pruebas de alcohol y drogas al conductor (que dio positivo en cocaína y también en alcohol, donde registró una tasa de 0,10 miligramos por litro de aire espirado), pero no analizaron una moto de color verde que navegaba a una distancia indeterminada de la anterior porque se dirigían juntas a la marina seca de Puerto Niza, entre Rincón de la Victoria y Vélez-Málaga.
El piloto de la moto verde, que iba acompañado por su hermano, declaró a la Guardia Civil que él navegaba a 40-50 kilómetros por hora delante de la moto de color azul, en la que viajaba Marina, una amiga y el chico que conducía. Incluso manifestó que la iba dejando atrás, por lo que presume que la moto de la que cayó la víctima iba a una velocidad inferior.
El auto del magistrado, al que ha tenido acceso SUR, considera que no existe «por el momento» otra explicación al suceso que la expuesta por la Guardia Civil en su atestado. Lo cierto es que la Benemérita no alcanzó una única conclusión, sino que dejó abiertas dos posibilidades: que Marina cayese muy cerca de la turbina, «y dada la velocidad a la que circulaba el chorro de agua produjese las lesiones internas», o bien que se hubiesen ocasionado por «algún fuerte bote con la esquina del sillón».
El juez entiende que tras la toma de declaración a todos los testigos «no se aprecia dato alguno que pudiera revelar que la muerte hubiese podido tener lugar por otros motivos, ni por algún participante en los hechos». También alude al informe forense de la autopsia, que establece que las lesiones se debieron de producir «con algún elemento romo que posee algún extremo que no tiene por qué ser afilado», pero que se introdujo «con gran fuerza, desgarrando músculos y fracturando huesos», lo que coincidiría con la tesis expuesta por la Guardia Civil en su atestado.
El entorno de Marina nunca dio credibilidad a esta explicación al suceso. Silvia, su madre, está convencida de que su hija pudo ser atropellada por la segunda moto y se agarra a un informe de la perito judicial Miryam Moya, contratada por la familia para ayudar en la investigación y examinar el sumario y todas las pruebas recabadas por los agentes.
El informe de la perito judicial no discute el mecanismo de la caída (que perdió apoyo al intentar coger la gorra que salió volando), pero rechaza tajantemente que las lesiones que sufrió la joven fuesen causadas por el agua expulsada por la turbina o al golpearse con alguna parte de la moto en la que iba (la azul). A su juicio, ese traumatismo, atendiendo a la gravedad de las heridas, habría dejado necesariamente restos de sangre o ADN en el casco.
La perito judicial, que ha realizado una reconstrucción en 3D del accidente utilizando distintas herramientas de simulación y medición, concluye que las lesiones mortales sufridas por Marina Barrientos fueron causadas «por un impacto directo con la otra moto acuática (la verde), el único objeto romo de suficiente masa y velocidad presente en la escena».
La perito se muestra crítica con la investigación policial al considerar que se basa únicamente en las declaraciones de los testigos: «No realizó una recogida exhaustiva de evidencia forense en la otra moto; no se efectuaron pruebas de ADN ni análisis de sangre en las superficies de la moto, que podrían haber revelado contacto con Marina». Tampoco subraya que no se realizaron pruebas de alcohol o drogas al conductor de ese segundo vehículo.
En el auto del archivo, el juez sostiene que el informe de la perito se basa en «conjeturas». La familia no comparte la decisión y pide que se practiquen más pruebas, entre ellas el volcado del teléfono de Marina con los mensajes, fotos y vídeos realizados la tarde en que sucedieron los hechos, así como la toma de declaración a nuevos testigos que podrían arrojar luz sobre el caso.
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