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Un nuevo episodio violento relacionado con el narcotráfico ha vuelto a hacer saltar las alarmas. En este caso ha tenido lugar en Marbella, donde se busca a un traficante tras empotrar su coche cargado de hachís contra un vehículo del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en Marbella.
Los hechos tuvieron lugar a última hora de la tarde de este martes 16 de noviembre. Sobre las ocho y cuarto, los agentes del Cuerpo tenían montado un control en la carretera que discurre hacia Ojén.
Entonces es cuando apareció el coche del narco. Se trata de un Mercedes de color gris plata que arremetió directamente contra la furgoneta que los policías nacionales habían colocado en la carretera para hacer el filtro.
El intento del traficante de escapar del control embistiendo el vehículo policial no surtió efecto. Sin embargo, las fuentes consultadas han precisado que el sospechoso continuó con la huida a pie.
Al inspeccionar el vehículo abandonado fue cuando los agentes, que resultaron ilesos, descubrieron que iba cargado de droga. En concreto, con varias bolsas repletas de hachís.
La Policía Nacional ha abierto una investigación para identificar y localizar al sospechoso. Siempre según las fuentes, por el momento no se ha producido ninguna detención.
Antecedentes
Hace solo unas semanas, un compañero de estos agentes acabó en la Unidad de Cuidados Intensivos tras ser embestido por un narco. Según las fuentes consultadas, un coche lanzadera -que son los que protegen a los que transportan los alijos- se empotró con el de la policía y lo hizo volcar. El agente, adscrito a la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado (Udyco)-Costa del Sol, sufrió un importante traumatismo craneoencefálico.
La violencia de los narcos a la hora de defender sus cargamentos ha ido en aumento en los últimos años. Así se han disparado los casos en los que los traficantes deciden estampar sus coches contra los de los agentes en un intento desesperado de huida.
La situación en la franja de costa que se extiende entre Málaga y el Campo de Gibraltar ha cambiado. Anteriormente, en ese juego del gato y el ratón que protagonizan desde hace décadas los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los traficantes, si los agentes pillaban a los narcos, estos asumían que habían perdido. Ahora, la regla es que no hay reglas y los criminales quieren escapar a toda costa, sin importarles las consecuencias.
Tal es la situación a la que se enfrentan los efectivos desplegados en la zona que la Guardia Civil ha adquirido una flota de Toyota Land Cruiser. Están equipados con unas potentes defensas instaladas en la parte delantera, con las que se pretende proteger a los agentes cuando son embestidos por los narcos.
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