La jueza archiva el caso de la violación de La Malagueta

En la resolución, a la que ha tenido acceso SUR, la jueza concluye que no queda «debidamente justificada la perpetración del delito» después de que la mujer retirara la denuncia que había presentado por violación, como adelantó este diario en su edición del pasado 1 de junio.

La magistrada tampoco considera que exista robo con violencia del bolso de la mujer -delito por el que les leyeron los derechos- o al menos un hurto -el que se les imputó judicialmente- porque lo recuperó con todas sus pertenencias. Aunque se lo entregó la policía, la jueza destaca que el bolso «se encontraba a su lado» cuando supuestamente estaba siendo violada.

Como informó este periódico, la causa había quedado abocada al archivo después de que la mujer decidiera retirar la denuncia, una vez que en sede judicial se reprodujeron, en su presencia, los audios que ella misma habría enviado a un amigo, en los que negaba haber sufrido una agresión sexual.

No obstante, este sobreseimiento es aún provisional, por lo que, si surgiera cualquier otro indicio de delito, la causa podría reabrirse inmediatamente. El auto está fechado el 31 de mayo y acaba de ser notificado a las partes personadas en el procedimiento.

La jueza ha separado de la causa matriz -en el argot jurídico, deducir testimonio- el delito de atentado a agente de la autoridad, que se atribuye solo a uno de ellos; concretamente al más joven (19 años), que fue el único de los tres que quedó en libertad tras el suceso porque aparentemente no conocía de nada a los otros dos investigados y sólo se estaba tomando una cerveza en la playa.

Este joven, sin embargo, reaccionó de forma violenta cuando los policías se disponían a detenerlo y ofreció fuerte resistencia. La magistrada ha decidido continuar con un procedimiento separado contra él por este delito de atentado a la autoridad.

El giro de guion en el caso se produjo a raíz de un nuevo informe remitido por la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional que ampliaba el atestado original. Este nuevo oficio recoge la existencia de un nuevo testigo que ha resultado clave en el caso.

Este joven, que es amigo de la denunciante, contactó con la Policía Local para informar de que tenía mensajes y audios de WhatsApp que habrían sido enviados por ella. En esas conversaciones, la denunciante llegaba a reconocer que la denuncia «obedecía a la necesidad de solucionar sus problemas de residencia en España», según un auto de la jueza.

En cuanto escuchó los mensajes por primera vez, la magistrada estimó los recursos de reforma contra los autos de prisión y, a petición de la Fiscalía, puso en libertad provisional a los dos investigados que permanecían en prisión por su presunta participación en los hechos.

Posteriormente, citó a declarar a la mujer en presencia de los abogados de los investigados: José Antonio Esteban, que defiende al principal sospechoso; Raúl Olivares, que asiste al segundo; y María José Enamorado, que representa al joven de 19 años. Cuando la mujer escuchó los audios en el juzgado, decidió retirar la denuncia.

Los hechos bajo investigación judicial sucedieron la madrugada del 9 de mayo, cuando dos testigos telefonearon a la Policía Nacional para alertar de que una mujer podía estar siendo víctima de una agresión sexual en la playa de La Malagueta.

Cuando llegaron los agentes, encontraron a uno de los investigados sobre la víctima, mientras que los otros dos jóvenes detenidos estaban sentados en la arena en «aparente actitud de espera», tal y como se informó entonces. De hecho, uno de ellos tenía los pantalones bajados.

A las dos testigos les dio la impresión de que la mujer iba a ser violada «por turnos», algo que también manifestó la supuesta víctima en la denuncia que interpuso en comisaría, y que ayer decidió retirar. La intervención de ambas frustró lo que, al menos aparentemente, llevaba camino de ser una violación múltiple.

Las chicas accedieron a relatar a SUR lo ocurrido. Según describen, vieron cómo la mujer, en un evidente estado de embriaguez, era objeto de diferentes tocamientos en una discoteca de La Malagueta por parte de dos jóvenes de origen marroquí.

A las dos les llamó la atención el modo en que se comportaban con ella, de ahí que, una vez en la calle, decidieran seguirlos -fingieron ser novias- e incluso esconderse detrás de las letras de La Malagueta para narrar a la policía lo que estaban viendo.

La contundencia de las declaraciones de las testigos, unida a la escena que se encontraron los agentes, fueron indicios suficientes para que la jueza de guardia, tras escuchar las versiones de unos y otros, enviara a prisión provisional a dos de los tres detenidos.