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Durante el invierno, la bajada de las temperaturas y la adversidad climatológica puede pasar factura a los vehículos. En estos meses del año, el desplome térmico, sobre todo coincidienco con la conducción nocturna, pueden afectar al correcto funcionamiento de sus diferentes sistemas y hacer que fallen, «incrementando los riesgos de sufrir un incidente en la vía». Así lo asegura al menos desde la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV). El colectivo detecta hasta 6 fallos o dedectos más comunes en los vehículos durante el invierno y ofrecen algunos consejos para intentar evitarlos. Desde AECA-ITV remarcan, además, la importancia de comprobar que la ITV está al día antes de realizar viaje largo, para curarnos en salud.
1
La luna del coche debe ofrecernos la máxima visibilidad para garantizar una buena seguridad en carretera. Sin embargo puede verse comprometida cuando el vehículo se encuentra a la intemperie, expuesto a bajas temperaturas durante mucho tiempo. En estos casos la luna puede congelarse entorpeciendo la perceptibilidad del conductor. «Si esto pasa, no debemos echar agua caliente, pues el cristal se puede romper. Podemos echarle alcohol puro, ya que, al tener un punto de congelación inferior al agua, ayuda a que el hielo se derrita. También se recomienda dejar los limpiaparabrisas levantados para que la goma no se quede pegada a la luna y se rompa.
2
Ojo porque las heladas y la nieve pueden dañar los neumáticos del coche. Por ello es fundamental comprobar tanto la presión como la profundidad del dibujo de la banda de rodadura: no debe ser inferior a tres milímetros y la goma no debe presente cortes o deformaciones. Si es así, es hora de cambiarlos.
3
Otro fallo al volante típico de la época invernal tiene que ver con el sistema de suspensión: «con las bajas temperaturas, unos amortiguadores en mal estado, aumentan el riesgo de patinar, de producirse un 'aquaplaning' o un mayor desgaste de los neumáticos», apostilla AECA-ITV.
4
Recuerda el colectivo que, cuando caen las temperaturas por debajo de los cero grados, puede congelarse el agua condensada en los frenos, «provocando que éstos rechinen al arrancar de nuevo el automóvil». Sin embargo, insiste la AECA-ITV, a medida que los frenos se calientan, el hielo se derrite y sale de las pastillas y discos de freno.
5
De cara a que el motor funcione correctamente conviene elegir la viscosidad del aceite del motor en base a las temperaturas extremas de las zonas donde se use el vehículo. «Si la viscosidad del aceite es del tipo 20W, se va a volver más viscoso cuando la temperatura baje de los -10ºC/-15ºC perdiendo algunas de sus propiedades; mientras que los aceites del tipo 10W no se verán afectados a estas temperaturas», indica la asociación.
6
Se trata del último fallo habitual del invierno. La batería de los vehículos pierden la mitad de su potencia al estar expuesto a temperaturas por debajo de los -10ºC, «lo que puede complicar el arranque del vehículo». Cuando se trata de uno eléctrico, las bajas temperaturas hacen que la batería pierda autonomía, concluye la AECA-ITV.
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