Los españoles están seguros de que llega una pandemia de salud mental

Los españoles son los europeos, junto a los británicos, que más seguros están de que el desgarro social y emocional causado por la crisis de la covid desembocará a medio y largo plazo en un alud de trastornos psicológicos. Esperan un daño en la salud mental de la población solo un poco inferior al ya ocasionado en la economía y el empleo. El convencimiento de la llegada de la nueva epidemia alcanza al 55% de los españoles, según el Estudio Internacional AXA sobre Salud Mental, realizado este otoño en los ocho principales países europeos.

De hecho, el problema ya está aquí. A claros indicios como el crecimiento del consumo de antidepresivos, enfermedad presente hasta en una de cada cinco bajas, o el récord en suicidios, se unen las confesiones de los propios ciudadanos. Casi la mitad de los españoles, el 43%, revela que se siente emocionalmente mal o muy mal, con una prevalencia superior de esta negativa percepción entre las mujeres, sobre todo entre las de 45 a 54 años, que son las más infelices. Entre los varones, la franja de edad psicológicamente más dañada es la que va de los 35 a los 44 años, la única en la que los hombres confiesan sentirse peor que las españolas.

Seis de cada entrevistados de 18 a 75 años, el 58%, asegura sufrir un grado de estrés por encima de lo normal, hasta el 40% declara que está inmerso en una depresión y el 16% se ve víctima de la ansiedad. Son porcentajes muy altos e indican mal generalizado, pues todos están en proporciones similares a las europeas, los británicos como los más afectados por el estrés y los italianos e irlandeses por la depresión y la ansiedad. «Estamos en un momento crítico para la salud mental y hemos de ser conscientes de los efectos de esta otra pandemia», advierte Ángela Milla, directora de Salud de AXA.

En España, además, llueve sobre mojado. Es uno de los países en los que más ciudadanos admiten haber sufrido en el pasado algún problema de salud mental, entre los que abundan la depresión, la ansiedad y, en menor medida, los trastornos alimentarios. En concreto, así lo asegura un tercio de los preguntados, una proporción casi idéntica a la de británicos e irlandeses, que están a la cabeza. El estudio da otro toque de atención a las autoridades sanitarias. Un 38% de los españoles, cinco puntos por encima de la media europea, dice que el sistema público no apoya lo suficiente a los enfermos mentales.

Entre tanto dato negativo sobresalen dos más alentadores. El primero es la alta responsabilidad de los españoles que sufren problemas emocionales. Más del 80% tienen diagnosticado su problema por un profesional -especialista o médico de familia-, 16 puntos por encima de sus vecinos, y solo el 7% recurre al autodiagnóstico, un hábito muy peligroso en el que caen el doble de ciudadanos en el resto de Europa. El segundo, que España está a la cabeza de quienes creen que la pandemia ha mejorado su capacidad para afrontar grandes retos en el futuro. Este refuerzo de su resiliencia lo nota el 40% de la población, siete puntos más que en el resto del continente.

La mayoría de los españoles ha tratado de superar los desgarros personales y emocionales de pandemia de forma bastante más positiva que otros países, con el apoyo de familiares y amigos y volcándose en aficiones, pasatiempo y ejercicio físico. Solo el 6% optó por aumentar su consumo de alcohol, la mitad que en otros países, y muy lejos de los británicos, entre los que uno de cada cinco admite haber aumentado su consumo de cervezas, vino o licores como respuesta a los problemas.

Lo que sí tienen muy claro los españoles es que quieren hacer en los próximos meses, si la pandemia pasa ya a epidemia estacional y vuelve una cierta normalidad. Como el resto de europeos, ansían recuperar sus rutinas y reconectar con su familia y sus amigos. Pero lo que más desean es volver a viajar. Lo destaca un 69%, diez puntos más que el resto de vecinos. Algo parecido ocurre con la vida social. Los españoles lideran con diferencia los ranking de europeos que añoran las salidas de fiesta, las citas y el poder ir a conciertos y al teatro.