Ludópatas rehabilitados piden políticas de prevención entre los menores

Esta federación, que acoge al mayor número de asociaciones en lucha contra los efectos nocivos de la ludopatía, ha subrayado en este encuentro las negativas consecuencias que la pandemia y el confinamiento han causado en la sociedad al aumentar el número de adicciones. «La pandemia no ha ayudado en nada. Al cerrar el juego presencial, la gente ha aprendido a jugar online, con lo que el peligro ha sido mayor», asegura el presidente de FEJAR, Máximo Enrique Gutiérrez.

«El poder de adicción ha sido mayor y también ha bajado la edad porque hemos conocido casos de adictos a los 18 años, lo que quiere decir que ya llevaban tiempo jugando porque uno se engancha al tabaco por fumar una cajetilla de repente ni se hace adicto al juego por jugar el primer día. Hace falta un período de habituación», indica el presidente de esta federación, que también aplaude las restricciones a la publicidad de juegos online aprobadas recientemente.

Restricciones que, en su opinión, han llegado tarde «porque desde hace años nos han metido a todos los españoles un casino en el bolsillo las 24 horas del día». «Ningún establecimiento de juego presencial está abierto las 24 horas pero ahora, con el móvil, hay una disponibilidad inmediata a jugar y durante años nos han bombardeado con publicidad», señala el presidente de FEJAR, que también reclama mayor concienciación a la sociedad sobre el problema de la adicción al juego: «Estamos encontrándonos con familias que no tenían a ninguno de sus miembros afectados por la ludopatía y que nos llaman pidiendo ayuda».

 «La familia, nuestro pilar; la rehabilitación, nuestro objetivo» ha sido el lema de este congreso nacional en el que se ha resaltado la importancia de la familia en la recuperación del ludópata. En este sentido, el terapeuta familiar del Centro de Orientación y Terapia de Familia y Pareja de Alicante, Antonio Ríos, que intervino en este encuentro con una conferencia, afirmó que «la familia es donde principalmente se ponen los cimientos para la vida futura de una persona y educar desde pequeños es como mejor se previenen los posibles avatares del futuro». «Sobreprotegerlos es el peor modo de prepararlos y entrenarlos para el futuro y deberíamos preguntarnos no sólo qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos sino también qué hijos vamos a dejar a nuestro mundo», añadió Antonio Ríos.