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El inicio de la vacunación contra el coronavirus fue una de las mejores noticias del aciago 2020. Hasta ahora, el proceso se está desarrollando de manera lenta. En Andalucía se han administrado unas 151.404 dosis con la solución desarrollada por BionTech y Pfizer. Nueva esperanza ofrece la autorización de la vacuna de Moderna. Para finales de enero, también se espera que la Agencia Europa del Medicamento (EMA) permita la comercialización de la vacuna desarrollada por Astra Zeneca y Oxford. Esto es lo que prometen conseguir ( y lo que no) y lo qué significa la vacunación para la vuelta a la ansiada normalidad que se dejó atrás en marzo de 2020.
Tanto la vacuna de BionTech y Pfizer como la de Moderna han demostrado un alto grado de efectividad en las tres fases de ensayo. Es la base sobre la que la EMA ha autorizado la comercialización en Europa de estas vacunas de ARN mensajero. La efectividad que han probado supera el 90 por ciento. BionTech y Pfizer inocularon la vacuna en 36.523 voluntarios. Todos por encima de los 16 años. La mitad recibió la vacuna y la otra mitad un placebo. Se registraron un total de 170 infecciones por Covid-19, de los que 162 obtuvieron el placebo. De ahí el alto grado de eficiencia, que el fabricante sitúa a los siete días de recibir la segunda inyección. El plazo entre cada vacuna es de tres semanas y de cuatro en el caso de Moderna.
Los datos publicados en el 'The New England Journal of Medicine' señalan que la vacuna protege de un desarrollo grave de la enfermedad, en caso de infección. Entre los voluntarios que recibieron la vacuna, solo tuvo síntomas más graves. La vacuna, aparentemente, es efectiva en personas de diferente edad y sexo. También en personas de distinto origen e, incluso, en las que tienen alguna enfermedad previa.
La vacuna de Moderna, que se autorizó el pasado 6 de enero, se ha probado en un estudio con 30.000 voluntarios. El grado de protección ante una infección por coronavirus sería del 94 por ciento y, prácticamente, del 100 a la hora de blindar un escudo ante desarrollos graves de la enfermedad.
Las dos vacunas también han probado su seguridad. Reacciones leves, que perduran uno o dos días después de la inoculación: jaqueca, dolores y picor en el punto del pinchazo. También se registraron algunas reacciones alérgicas a la vacuna. Pero fue en personas que ya habían mostrado una predisposición a sufrir reacciones alérgicas con anterioridad. Cuatro personas en el grupo de BionTech Pfizer y tres en el grupo de Moderna sufrieron una parálisis facial, aunque no de manera persistente.
Si se vacuna a millones de personas en todo el mundo, mueren y enferman personas inevitablemente en correlación temporal a la inyección. Lo importante es seguir si se repiten patrones y cuadros con el paso de los meses. Las autoridades sanitarias de cada país vigilan de cerca el proceso de vacunación.
En el mejor de los casos, una vacuna no solo protege de una enfermedad, en esta caso de Covid-19. También impide, de entrada, que las personas se contagien. O sea, que el patógeno llegue hasta la mucosa, donde se reproduce y llega a otras personas. Si a través de una vacuna no solo se impide el desarrollo de la enfermedad sino también de la infección en sí, se habla de inmunidad esterilizante.
Si las vacunas que se están inoculando ahora mismo en España y las que llegarán en los próximos meses son capaces generar este inmunidad esterilizante aún se desconoce. En las tres fases de los ensayos se trataba de constatar la efectividad contra una infección sintomática. Hoy se sabe que ese objetivo se ha logrado con creces. Para comprobar si las vacunas son capaces de crear una inmunidad esterilizante se necesitan estudios específicos que son muy costosos. Los vacunados se tendrían que someter a test de manera periódica para saber si portan el virus y si la carga viral es elevada. BionTech y Pfizer sí tienen previsto elevar este tipo de estudios entre personal sanitario en un futuro.
Por el momento, los expertos en vacunas no creen en un efecto de inmunidad esterilizante. Que no haya infecciones por coronavirus no se podrá evitar en un futuro a corto y medio plazo. Pero la vacuna sí se constata como una clave para acorralar al virus. No solo el desarrollo de la enfermedad en vacunados será leve. También tendrán una menor carga viral. Eso podría aminorar, al mismo tiempo, el riesgo de contagio en terceros.
La gran esperanza que alberga el mundo entero es la siguiente: en el momento en el que se ha vacunado a una parte importante de la población se acaba la pandemia. El concepto detrás de este pensamiento es el de la aclamada inmunidad de rebaño. Las cadenas de transmisión del virus se rompen porque gran parte de la población está inmunizada. El virus no encuentra a huéspedes suficientes para seguir propagándose.
En teoría, también se protege así a personas que aún no han sido vacunadas o no han tenido contacto con el virus. Siempre se habla de un umbral entre el 60 y 70 por ciento de población que tendría que estar inmunizada para alcanzar la inmunidad de rebaño. Este valor depende de lo rápido que se propaga un virus. Si algo ha demostrado el Covid-19, es que es altamente contagioso y que tiene una gran capacidad para sobrevivir en cualquier entorno. Dicho de manera sencilla: cuanto más rápido se propaga un virus, más alto debe ser el porcentaje de la población inmunizada. El ejemplo del sarampión sirve para ilustrar esta ecuación. El porcentaje de la población vacunada supera el 90 por ciento, lo que ha llevado, de facto, a su erradicación.
Incluso, cuando una gran parte de la población esté vacunada, eso significa que el coronavirus no se pueda seguir propagando. Solamente, que lo hace de una manera más lenta. Además, por ahora se desconoce el tiempo que perdura la inmunidad que proporcionan las vacunas. Personas vacunadas o que ya han pasado la enfermedad podrían perder la inmunidad en el futuro.
Las recomendaciones que hace el fabricante son claras. Las personas que reciben la vacuna de BionTech Pfizer deberían inocularse con una segunda inyección en un plazo de 21 días. En el caso de moderna, este plazo se estira hasta los 28 días. Lo mismo ocurre con la vacuna de Astra Zeneca y Oxford. Después de la primera dosis, el cuerpo requiere de un tiempo para producir anticuerpos. Directamente, después de la primera inyección, no existe una protección adecuada. Y la protección completa no se desarrolla hasta recibir la segunda dosis.
El Reino Unido ha optado por cambiar de estrategia y en su proceso de vacunación está inoculando las vacunas de la segunda dosis. El pensamiento que hay detrás es el siguiente: menos protección individual durante un tiempo, pero protección para más personas. La EMA, sin embargo, es crítica ante esta estrategia e insta a que se cumpla con los plazos establecidos para suministrar la segunda dosis de la vacuna.
Guardar la mascarilla, volver a ver amigos, dar besos y abrazos. El deseo por volver a la normalidad crece. Pero aunque muchas personas estén vacunadas, eso no significa que se pueda volver de forma automática a una vida como se conocía antes de la pandemia. Hay muchas preguntas abiertas: aún no se sabe cuánto tiempo dura la inmunidad y si las personas vacunadas contagian a otras personas. Pero con cada nueva vacunación la ansiada normalidad se acerca un poco más.
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