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El Ayuntamiento de Málaga sigue dándole vueltas al líquido anticera que aplica en las calles peatonales del Centro durante la Semana Santa y para otras procesiones a lo largo del año. Tras años de polémica por los resbalones que provoca este producto, el año pasado fue especialmente noticia la noche del Martes Santo, por la caída del hermano mayor de la Cofradía de la Humillación, Rafael Retana, que le provocó una fractura de la muñeca izquierda.
El Consistorio tomó nota y quedó pendiente de estudiar una solución para la Semana Santa de 2025 que este miércoles ha empezado a ensayarse en la calle Larios. Así, operarios y responsables de la empresa municipal de limpieza Limasam y técnicos de AB Laboratorios, la empresa de Vitoria que suministra el líquido anticera desde 2017, han probado la aplicación de una fórmula que podría evitar el efecto resbaladizo que provoca en el pavimento el líquido anticera que emplea el Ayuntamiento para facilitar la limpieza de las calles peatonales una vez que pasan las procesiones.
A esta prueba han asistido tanto la concejala responsable de Limasam, Teresa Porras, como miembros del departamento de Química Inorgánica, Cristalografía y Mineralogía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga, que han sido invitados por el Consistorio para que, si es necesario, aporten sus conocimientos a la solución que finalmente se determine para evitar los resbalones.
AB Laboratorios facilita el producto anticera a las empresas de limpieza de otras localidades andaluzas pero, en el caso de Málaga, su aplicación se complica por el pulido del pavimento de las calles peatonales del casco antiguo, que provoca un efecto deslizante. Por ello, está buscando fórmulas para procurar que las suelas de los participantes en los cortejos procesionales mantengan un rozamiento con el suelo que no les provoque inestabilidad ni caídas. Al mismo tiempo, buscan que el producto que se aplique no sea dañino para la piel, ya que muchos nazarenos y devotos participan descalzos en las procesiones.
«Estamos probando para encontrar la mejor solución posible», ha apuntado Teresa Porras, que ha estado presente en una parte de los trabajos de prueba, desarrollados con la colaboración de operarios de Cemosa, que han llevado un aparato tipo péndulo para medir la rugosidad del pavimento con la aplicación de los productos que se están probando.
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