Elías de Mateo: «En los años 20, por una pequeña discusión, una hermandad se iba de la Agrupación»
El historiador, que ha coordinado el libro 'Centenario', editado por la entidad de San Julián con motivo de sus 100 años de historia, destaca el papel del colectivo agrupacional «y su contribución en la proyección de Málaga en España y en el mundo»
RAFAEL RODRÍGUEZ
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 11:43
La centenaria Agrupación de Cofradías tiene ya su libro, un ambicioso proyecto editorial, imprescindible para cualquier biblioteca cofrade o para los amantes de la historia ... local, que se adentra, de manera rigurosa, en los cien años de la entidad agrupacional.
Elías de Mateo Avilés (Málaga,1958), uno de los nombres propios en la investigación del fenómeno de la religiosidad popular en Málaga, con 70 libros publicados, más de un centenar de artículos, ponencias y comunicaciones para congresos científicos y didácticos, y poseedor de un amplio currículum -licenciado en Geografía e Historia, Doctor en Historia Contemporánea, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y director del Museo Revello de Toro, entre otras ocupaciones y titulaciones-, es el coordinador de 'Centenario', el libro de la asociación cofrade más antigua de España en su género.
-Al fin ha visto la luz el libro 'Centenario'. ¿Qué lo diferencia de la publicación editada con ocasión del 75.º aniversario de la Agrupación de Cofradías?
-Aquel libro, el del 75.º aniversario, que lo coordinó Federico Fernández Basurte de una manera muy acertada, coincidió con el momento en el que habíamos ya madurado una historia bastante completa de la Semana Santa. Esta publicación fue un recorrido por el siglo XX de nuestra Semana Santa hasta la conmemoración del 75.º aniversario. En cambio, el libro de centenario se centra en la propia institución. La idea inicial vino de Luis Merino, presidente de la Comisión del Centenario, que fue a verme a finales del mes de enero. Lo recuerdo porque hacía frío. Me dijo: «Tenemos que hacer un libro conmemorativo de lo que hemos hecho en el centenario; una crónica de la efeméride». Y yo le propuse una empresa mucho más ambiciosa. Le dije que era el momento de hacer un gran libro completo sobre la Agrupación de Cofradías en sus distintas facetas o apartados. Luego, le presenté un índice y en ese sumario iba una historia lineal de la Agrupación de Cofradías, entre su fundación y el momento presente, sus antecedentes, pero iba también una serie de capítulos, elementos sin los cuales no se puede entender la historia de la institución, como es su patrimonio artístico, fundamentalmente sus titulares, sus tronos, los carteles, donde la Agrupación fue absolutamente pionera, y sus sedes. En este sentido, había que analizar uno de los grandes hitos de esta casa, como es el archivo. Hasta ahora no se había dado cabida en un libro el papel y el contenido del archivo. También se trata el pregón, que es una marca importante de la Agrupación, aunque nació bastante después de la organización de la entidad, e incluí a la Hermandad de Santa María de la Victoria, porque fue fundadora de la Agrupación y sus relaciones con el ente cofrade. Y, además de todo eso, había que hacer, por supuesto, las crónicas de todos los actos del centenario, que han sido muchos y complejos. Estos actos están recogidos en el segundo volumen de la obra.
-¿Para tanto da la Agrupación de Cofradías? Se lo digo por los dos volúmenes.
-Sí da para mucho, pero cuando uno tiene que hacer un libro, tiene que tener claro que debe haber una contención en el número de páginas. Se marca un número de folios a cada uno de los colaboradores, porque, de lo contrario, los libros se disparan en páginas y, a veces, quedan descompensados. Quedan, incluso, aburridos. Por tanto, tuve mucho cuidado en seleccionar a los colaboradores y en acotarlos en el número de páginas, porque, como saben muy bien los periodistas, se puede decir lo mismo en 100 páginas que en 70. Y no se debe decir lo mismo en 180 páginas. En consecuencia, la idea era contener el número de páginas, pero, al mismo tiempo, hacer una visión muy completa de la Agrupación. Se me había olvidado decir que la revista La Saeta, que vive un momento de auge y está celebrando su centenario, está presente a lo largo de todos los capítulos, pero consideramos en su momento que dedicar un capítulo recortado a La Saeta era darle una menor importancia, porque, de hecho, La Saeta tiene su historia propia, que se ha editado, y pronto se va a poder ver el documental que se ha hecho con motivo de su centenario. Entonces, era imposible que esto cupiera de manera digna en los límites de esta obra.
-¿Ha sido compleja la elaboración de este libro?
-Ha sido una obra compleja, porque teníamos un hándicap de tiempo importante. Pregunté al presidente de la Comisión del Centenario: «¿Para cuándo quieres el libro?» Él me contestó que para antes del verano. Como sé cómo funcionan estas cosas, le dije que intentaríamos hacerlo lo más rápido posible. Creo que ha sido un hito por el tiempo de realización, ya que en el mes de enero no teníamos nada y, a finales de octubre, el libro estaba ya terminado. Los colaboradores con los que he contado, tanto en la parte científica o académica como en la parte de crónicas del centenario, con todos los responsables de las distintas áreas, con el propio Luis Merino y con una serie de periodistas a los que se le ha solicitado una visión libre de lo que supone para ellos la Agrupación de Cofradías, sus cien años de historia, su realidad actual, etcétera, han cumplido de una manera estupenda y el resultado es que en unos pocos meses el libro ha sido redactado, maquetado por Fran Barrionuevo y ha sido editado de una manera absolutamente exquisita por Gráficas Urania.
-¿Quiénes son los autores del libro?
-El libro, como no podía ser de otra manera, cuenta con el saluda del presidente de la Agrupación, Pablo Atencia, en el primer volumen, y del presidente de la Comisión de Centenario, Luis Merino, en el segundo. Colaboran José Manuel Torres, que pertenece a la nueva sabia de historiadores que se ha unido al elenco de personas que venimos trabajando los temas de la Agrupación de Cofradías y la Semana Santa de Málaga, José Jiménez Guerrero, Federico Castellón, Alberto Palomo, Pilar Díaz Ocejo, Susana Rodríguez de Tembleque, usted mismo, yo he realizado algunos capítulos, en concreto, el de los presidentes y el de los antecedentes de la Agrupación. Los pregones los ha trabajado quien es especialista en este asunto, como es Paloma Sánchez. La parte de patrimonio artístico, imágenes titulares y tronos, la ha escrito el catedrático Juan Antonio Sánchez López con su tradicional brillantez; el cartel lo ha analizado Paqui Torres Aguilar, quien ya había trabajado este tema y es una discípula de Sánchez López; las sedes, Andrés Camino, que las conoce como nadie, y, finalmente, el archivo lo han redactado Trinidad García-Herrera y todo su equipo. Esto es lo que se refiere a la parte científica o académica del libro. Para la crónica del centenario hemos contado con Luis Merino, Pedro Gallego, Antonio Sánchez Herrera, Pedro Ramírez, Miguel Ángel Blanco, Carlos Ismael Álvarez, José Carlos Garín, Paloma Saborido, Humberto Angeloni, quien, de alguna manera, es la persona que ha vinculado la Agrupación de Cofradías con un movimiento europeo para integrar todas las inquietudes de las cofradías pasionistas en una organización global, en un foro paneuropeo de hermandades, María del Carmen Ledesma, Alan Antich, que nos ha contado, de manera muy emocionante, lo que ha sido la donación de una reproducción del Cristo Resucitado a una diócesis de Camboya, Enrique Carrillo y Emilio Betés, que nos habla del nonato monumento que estamos todavía dándole forma. Y en las visiones del centenario han participado Gonzalo León, Ignacio Castillo, Alejandro Cerezo, Rafael Contreras, Fran Cristófol, Ángel Escalera, Raquel Espejo, Miguel Ferrary, Tadeo Furest, Manuel García López, Pedro González, Félix Gutiérrez, Jesús Hinojosa, Marta Jiménez, Francisco Javier Jurado 'Coco', Isabel Ladrón de Guevara, Manuel León, Rocío Moltó, Antonio Montilla, Fran Moraleda, Antonio Moreno, Paco García, Pepelu Ramos, José Luis Pérez Cerón, José Miguel Ramírez, Paco Rodríguez, Juan Romera, Ana María Romero, Enrique Romero, Juan Ramón Romero, Isabel Sánchez y Santi Souvirón. El colofón del libro es la homilía que pronunció el obispo, monseñor Jesús Catalá, en la misa de clausura del centenario.
-Con tantas firmas y en tan poco tiempo, imagino que su trabajo de coordinador habrá sido, cuando menos, estresante.
-En tan poco tiempo, necesitaba una pequeña ayuda. Por eso he contado, sobre todo para la coordinación de la parte referida a la crónica, con Gonzalo León y, luego, decidimos que era preciso darle una revisión de estilo para que el libro tuviera los menores gazapos posibles. Para este menester recurrimos a una excelente cofrade y periodista, como es Marta Jiménez. A ambos, mi agradecimiento. También quiero destacar la labor de los fotógrafos. El libro cuenta con 550 imágenes. Todas han pasado por mis manos para ver su calidad, dónde insertarlas, etcétera. Y hemos contado con dos fotógrafos que han trabajado 'ex profeso' para la publicación, porque muchas veces faltaban fotografías que había que hacer. Ellos son Eduardo Nieto y Luis Manuel Gómez Pozo. Ambos han trabajado en imágenes necesarias que iban faltando durante el diseño de la obra.
-¿Cuántas páginas tiene cada tomo?
-El primer tomo es levemente mayor en número de páginas. Tiene 310 páginas y el tomo segundo, 240 páginas.
-¿Está suficientemente estudiada la Agrupación de Cofradías?
-Como dije en la presentación del libro este lunes, siempre me gusta citar algo que nos enseñaron nuestros maestros en la carrera de Historia. Y es que la Historia, como ciencia social, está sujeta a revisión. En el siglo XIX y a principios del XX, se creía en la Historia definitiva. Nosotros no creemos en esa Historia definitiva. De hecho, Lord Acton se planteó en la Universidad de Oxford hacer la Historia del mundo moderno, pero aquella Historia definitiva era exclusivamente la Historia Política y la Historia Militar. En cambio, nosotros, salvando las distancias, hemos hecho en esta obra lo que planteó el profesor Clarks, en Universidad de Oxford, a finales de los años 50, en relación a la nueva Historia Moderna. Él ya planteó aspectos económicos, aspectos sociales, aspectos culturales... en esa nueva versión de la Historia del mundo moderno de Oxford. La Historia está siempre sometida a revisión. Siempre aparecerán nuevos enfoques, nuevos datos, nuevas fuentes y nuevos autores, que intentarán, de alguna manera, estudiar una realidad que es así, pero con distintas inquietudes, con diferentes puntos de vista mucho más modernos. Pienso que en este momento, este libro constituye la realidad de la Agrupación de Cofradías en sus últimos cien años, pero, evidentemente, será sometido a revisión por nuevas generaciones. Siempre habrá algo nuevo que decir.
-Usted ha comentado que se encargó del capítulo de los antecedentes de la Agrupación. ¿Dónde hay que situarlos?
-Hay que situarlos en un movimiento, que también lo estudió Paloma Sánchez, de finales del siglo XIX y de las primeras décadas del XX. Hubo una tendencia a intentar que las procesiones de Semana Santa, en algunas ciudades, se conviertan en un elemento dinamizador de la economía. Se quiso hacer de ellas un atractivo turístico. En ciudades que reflejamos, por iniciativa de los alcaldes y de algunos obispos, y en Málaga, también ese movimiento existió a finales del siglo XIX, en concreto, por parte del obispo Marcelo Spínola y de un alcalde muy preocupado por temas turísticos en aquellos momentos, como fue Francisco Prieto. Hubo un intento por organizar las procesiones. Esos intentos, en algunas ciudades fructificaron y en Málaga no fructificaron, pero fue un antecedente. Desde el poder político o desde el poder eclesial intentaron armonizar los desfiles penitenciales para convertirlos en atractivos turísticos. La Agrupación es un movimiento que cuaja en una institución que surge, no de arriba a abajo, sino de abajo a arriba, porque las hermandades se agruparon por la falta de apoyo institucional. Se agruparon para tener una sola voz y una fuerza importante para dialogar y conseguir recursos de las autoridades, sobre todo, municipal. Hubo dos personas que vieron claramente, algunos años antes de la creación de la Agrupación de Cofradías, que era necesario hacer una asociación de hermandades pasionistas y esas personas fueron el que era hermano mayor de El Rico, Alberto Torres de Navarra, muy estudiado por Andrés Camino, y el que fuera el primer cronista de la Agrupación hasta su fallecimiento, escritor y periodista, Joaquín Díaz Serrano. Ambos fueron los ideólogos de lo que luego fue la Agrupación de Cofradías.
-Siempre se habla de Antonio Baena, el primer presidente de la Agrupación, y de Enrique Navarro, quien también fue hermano mayor de la Expiración. ¿Se puede destacar a algún otro directivo con el mismo peso o importancia que los mencionados?
-De forma puntual, hubo hermanos mayores que dieron empujes a la Agrupación. Yo tengo que decir, y está escrito en el libro, que el organizador de los importantes actos que se celebraron con motivo de las bodas de plata (25.º aniversario) de la Agrupación de Cofradías, en 1946, fue el hermano mayor de Mena, Miguel Serrano de las Heras, un hombre de empresa, dinámico, y un hombre que, prácticamente, sin ningún recurso, realizó una labor importante en aquellos momentos como vicepresidente de Enrique Navarro.
-Más actual, imagino que también sería el caso de Jesús Castellanos, quien, sin ser presidente, sí influyó de forma notoria en los mandatos de algunos presidentes.
-Yo no quisiera destacar a nadie, pero, efectivamente, Jesús Castellanos era la persona que, en la sombra, guiaba muchos pasos de la Agrupación, pero no solo con un presidente, sino con varios presidentes hasta su fallecimiento.
-¿Cuál ha sido el periodo más fructífero de la Agrupación de Cofradías?
-La Agrupación ha sobrevivido a varios regímenes políticos, a una guerra civil, a las penurias de la posguerra y a las catástrofes provocadas durante la II República. Para mí hay tres presidentes importantes que llevaron a la Agrupación desde el final del franquismo a la democracia, y esos tres presidentes importantes fueron Carlos Gómez Raggio, que estabilizó la situación económica de la entidad que, entonces, era bastante desesperada; Francisco Fernández Verni, que igual que hizo en la Congregación de Mena, abrió la Agrupación a la sociedad y, junto con Jesús Saborido, empezó a invitar y a convivir con los partidos políticos de izquierda; y Francisco Toledo, quien vivió y presidió una edad de oro de la Semana Santa de Málaga. Porque la Semana Santa que hoy conocemos, mejorada y ampliada, pero ya como un fenómeno de masas, tiene su origen inmediato en la etapa de Francisco Toledo.
-¿En qué momento de la historia se encuentra la Agrupación de Cofradías?
-Bueno, esto no es una cosa que deba decir el historiador, más bien lo debe decir el periodista. No obstante, le contestaré. La Agrupación se encuentra en una encrucijada, porque ese desafío, que es el nuevo recorrido oficial, ha generado tensiones, ha generado problemas, aunque estaba claro que el anterior recorrido ya no era viable por cómo se encontraba diseñado. En el fondo, con algunos retoques, el antiguo era el mismo recorrido que se estableció en la posguerra.
-Pero no es el primer recorrido oficial que ha tenido la Semana Santa de Málaga y, sin embargo, nunca antes, al menos que se sepa, ha generado tanta tensión su implantación.
-Ha habido muy pocos recorridos y nunca ha constituido una auténtica revolución como el actual. En los anteriores se hacían retoques muy puntuales. El actual es nuevo y creo que hay que pulirlo.
-¿Ha habido algún episodio del libro que le haya llamado especialmente la atención?
-Pues mire, hay algunas novedades en el libro muy sorprendentes y muy originales. Le voy a contar solo dos: la Cofradía del Mutilado nunca ingresó en la Agrupación de Cofradías. Esto sí que es un titular periodístico. Desde el origen de la entidad, las hermandades solicitaban su ingreso, a veces, con procedimientos más sencillos y otros, más complejos. Pues bien, el profesor Federico Castellón ha visto en las actas capitulares que, en febrero de 1939, que todavía estaba la guerra civil en marcha, simplemente se presentó el hermano mayor de la recién creada Cofradía Nacional del Santísimo Cristo Mutilado en la sede de la Agrupación y empezó a funcionar como una hermandad agrupada. Cualquiera le pedía al señor Salcedo, desde luego, Enrique Navarro no se atrevió, una serie de requisitos y cualquiera llevaba a votación su ingreso. La Cofradía del Mutilado se presentó en la Agrupación y se quedó, pero no hizo ningún proceso para su ingreso.
-¿Y el segundo episodio?
-En mismo capítulo de Federico Castellón, con motivo de la famosa Expotur de Milán, donde se mostró el trono de la Virgen de los Dolores de la Expiración, entre otras piezas cofrades, en esa política de apertura a Europa que llevó a cabo el ministro Manuel Fraga Iribarne en los años 60, precisamente la visita de Fraga a la exposición provocó una serie de desórdenes de orden público importantes delante del Palacio del Duomo, donde se estaba desarrollando la Expotur. Estos incidentes lo protagonizaron exiliados españoles en Italia en protesta por el régimen franquista y, claro, Enrique Navarro temió por la seguridad del trono. Además, la prensa italiana, que había explorado por vez primera el magnífico trono de la Virgen de los Dolores, lo atribuyó a Sevilla, provocando gran disgusto entre los cofrades malagueños y, en especial, en la persona del que era hermano mayor, Enrique Navarro.
-Por lo que veo, el libro incluye dos cuadros sinópticos.
-Así es. Creo que no se había hecho hasta el momento presente. Uno, con los hitos históricos en el devenir de la Agrupación, desde 1921 a 2021, y el otro es la secuencia del ingreso de las cofradías en la entidad.
-Si usted tuviera que destacar tres hitos, ¿cuáles serían?
-El más importante es la reunión fundacional, en la sacristía de la iglesia de la Merced, porque ahí empezó todo. Estamos aquí -se refiere a la sede de San Julián, donde se ha realizado esta entrevista- gracias a que los hermanos mayores de entonces tuvieron visión de futuro y tuvieron la necesidad de no hacer algo circunstancial, sino de crear una entidad que tuviera una proyección en el tiempo. Otro hito sería el establecimiento de la Agrupación en San Julián. Con anterioridad, estuvo en Alarcón Luján y en otras sedes prestadas. Tras la guerra civil hubo una en Luis de Velázquez con balcones a calle Granada. Pero San Julián es una sede de relevancia y muy amplia para la realización de todas las tareas. Y un tercer hito es mucho más complicado de decir. Se produjo cuando, en la Semana Santa de 1978, la Agrupación, con la resistencia de algunos hermanos mayores, decidió invitar a la tribuna oficial a los recién elegidos diputados y senadores por Málaga, Allí estuvo una persona, como Tomás García, miembro del Partido Comunista. Para mí este detalle cerró la brecha que se había abierto en la guerra civil y para el mundo cofrade fue el momento de la reconciliación de las dos Españas y de la normalización.
-¿Qué le debe la Semana Santa de Málaga a la Agrupación de Cofradías que siempre está en el punto de mira para lo bueno y para lo malo?
-Le voy a decir algo, sin la Agrupación de Cofradías, la Semana Santa que conocemos no existiría.
-¿Las cofradías de los años 20 y 40 eran más agrupacionistas que ahora?
-No, en absoluto. Enrique Navarro siempre se quejaba de que estaba solo, que le faltaba ayuda de los hermanos mayores y amenazaba con dimitir. En aquellos momentos, la implicación de muchas hermandades con la Agrupación de Cofradías era menor que hoy en día. Y en los años 20, aquellos señores que habían fundado la entidad y los hermanos mayores que se unieron hasta 1931 eran personas que cualquiera les tosía. Cualquier desavenencia en la Agrupación significaba la amenaza de salirse de la entidad. Se produjeron varias desagrupaciones en la década de 20 por enfrentamientos con Torres de Navarra, con Antonio Baena... En los años 20, por una pequeña discusión, una hermandad se iba de la Agrupación. Luego volvía, claro está. Aquella generación de hermanos mayores tenía un carácter muy fuerte.
-Bueno, ahora es más complicado desagruparse cuando hay de por medio un dinero importante.
-No, porque la Agrupación ha sido, de alguna manera, el salvaguarda económico de prácticamente todas las cofradías. Nació para eso, consiguió en los años 20 una importante subvención del Ayuntamiento, que repartía a las hermandades.
-Pero también hubo un momento en que la economía de la Agrupación no fue tan boyante como ahora. Le hablo de la década de los 60 y 70.
-Efectivamente, había déficit, sobre todo, al inicio de los 70, pero, por ello, Carlos Gómez Raggio hizo una operación casi de cirugía financiera, porque la Agrupación estaba abocada a una situación imposible.
-Como ha comentado, en el libro del centenario se trata el cartel y los pregones. ¿Se atreve a destacar un cartel y un pregón?
-Aquí juega mucho el propio gusto personal. No quiero que lo que diga ahora desmerezca a todos los demás pregones. El primer pregón al que asistí, y en aquel momento tenía 19 años, fue el de Jesús Saborido y sigo teniendo en mi memoria la emoción que, a mí personalmente, y a todos los que le escuchamos, nos transmitió. Fue un pregón hecho por primera vez por un cofrade de base, un cofrade joven, que denunció la incomprensión de la Iglesia y que quería que las cofradías tuvieran una vida intensa. Aquel pregón fue, al menos para los de mi generación, un revulsivo, aunque ha habido pregones literariamente magníficos. Quiero recordar otro gran pregón, pero esto no significa que no haya presenciado muchísimos pregones y me hayan gustado muchos de ellos. Creo que el pregón de Manuel Alcántara fue también otro hito por su calidad literaria y su gracejo costumbrista, que era propio de este gran poeta y periodista.
-¿Y qué me dice del cartel? Se lo he puesto en bandeja.
-Sentimentalmente, me quedo con el cartel que Félix Revello hizo de la Hermandad de la Paloma en 1994. Es un cartel potente dedicado a una de mis hermandades, pues soy hermano de la Paloma por tradición de mi padre y por la vinculación que él tenía con Miguel Hermoso. Ese cartel me llena estéticamente, y me llena emocionalmente. Y luego, los carteles que se hicieron en los años 20 y en los 50 son magníficos en términos generales. Estoy pensando en carteles de Luis Bono, Ramos Rosas, León Astruc o José Ponce. Como ve, no evado la pregunta, aunque insisto que es un gusto personal.
-¿Qué peso tiene la Agrupación de Cofradías hoy día en la sociedad malagueña?
-Tiene un peso muy importante. Tenga en cuenta que la Agrupación representa al colectivo ciudadano más organizado, más numeroso y de mayor influencia, en sentido positivo, de la ciudad. Por lo tanto, los poderes públicos y los poderes religiosos tienen que contar con la Agrupación en cualquier caso, porque el número de cofrades que esta casa reúne es el de mayor permanencia, el de más personas y, de alguna manera, la Agrupación contribuye con la ciudad en la proyección de Málaga, a través de su fiesta, de su celebración, en España y en el mundo. Y así lo viene haciendo desde los años 20.
-Sin embargo, los malagueños somos muy críticos con la Agrupación.
-Porque en todas las familias hay discusiones. Es lógico y normal. Pero luego la defendemos y presumimos de ella. Solo puedo decir que desde que entré en la antigua sede de Alarcón Luján, en 1978, yo en la Agrupación me siento como si estuviera en mi cofradía o como en mi propia casa. Sin ir más lejos, aquí estamos hablando en uno de los salones de la Agrupación.
-Para ir terminando, aunque podría estar preguntándole horas y horas, ¿cómo ha visto los actos del centenario?
-Los actos del centenario han estado siempre condicionados por la pandemia. Ha sido muy complicado llevarlos a cabo. Ha habido que cambiar fechas, pero hemos tenido una programación de actos muy completa, muy ambiciosa y que ha intentado abrir el fenómeno de la Agrupación, de su centenario y de la Semana Santa de Málaga, a la sociedad, no solo malagueña, sino también de manera internacional, con asistencia de miembros de la entidad en foros europeos. Se han hecho exposiciones, conciertos, procesiones, publicaciones, la labor social... Todos estos elementos y la implicación de todas las instituciones, tanto de la ciudad como de la provincia y la Comunidad Autónoma, y entidades financieras como Unicaja Banco, le han dado una relevancia extraordinaria, pese a que la pandemia ha marcado también el centenario.
-Estará conmigo en que la Agrupación de Cofradías, con sus luces y sombras, ha estado siempre a la vanguardia del asociacionismo cofrade, ¿no piensa igual?
-Siempre he dicho que la mayor característica de la Agrupación de Cofradías es su modernidad. Fue moderna, porque fue la primera institución de su género que se creó en España. Fue moderna cuando apostó por el cartel. Fue moderna cuando apostó por una revista gráfica, que, entonces, era la moda, pero ninguna institución había antes dedicado monográficamente al mundo de la Semana Santa, y fue moderna en el pregón, incluso, en su puesta en escena. Con la obra que se publicó del 75.º aniversario, que se refería, en un plano más general, a la historia lineal de la Semana Santa, y con este libro del centenario, se da el hecho de que es la primera entidad en su género que tiene una obra global dedicada a la propia Agrupación. Como bien afirma usted, la Agrupación siempre está en vanguardia, porque la ciudad siempre está en vanguardia. La Agrupación es un reflejo de nuestra Málaga.
-Repito, con sus sombras y sus luces.
-Como toda obra humana.
-Por último, ¿qué precio tiene el libro y dónde se puede adquirir?
-Se puede adquirir en El Corte Inglés, en la librería diocesana y en Proteo. El precio, que creo que es magnífico, es de 50 euros, pues es una obra que no trata de recaudar dinero. Por eso se ha puesto un precio asequible, teniendo en cuenta que son dos volúmenes que van en su correspondiente caja, para que los cofrades puedan adquirir el libro. Sin duda, va a ser un magnífico regalo de Navidad.
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