

Secciones
Servicios
Destacamos
En un pasaje de la obra más universal de Miguel de Cervantes, Don Quijote dice: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos». En estos tiempos de casi cuatro semanas de confinamiento para luchar contra la pandemia del Covid-19, los ciudadanos tienen limitada su libertad y ansían la llegada del momento en que puedan recuperarla en su plenitud. También deberá aguardar en el interior de las prisiones de la provincia el preso al que habrá de liberar Nuestro Padre Jesús El Rico en presencia de la Virgen del Amor.
Este Miércoles Santo, cuando el reloj de la Catedral marque las ocho de la tarde, la plaza del Obispo estará vacía. No habrá el bullicio de otros años ni la emoción por asistir a una de las tradiciones más arraigadas de la Semana Santa -incluso plasmada en una película, 'Amanecer en Puerta Oscura'-: la liberación de un preso. Privilegio otorgado a Jesús El Rico por una pragmática del rey Carlos III allá por el siglo XVIII y que cada primavera se renueva con la redención de un recluso en un acto institucional presidido por los más altos representantes de las instituciones.
Además, en la tarde no se recortarán este año esos singulares capirotes en forma de haba; ni se podrá admirar el trabajo realizado por Manuel Valera en la restauración de la corona de la Virgen del Amor;y habrá que esperar doce hojas del almanaque para que tras ambos tronos suenen las marchas 'Maiestas', dedicada al Nazareno, y 'A Jesús por el Amor', ofrenda para la Virgen, compuestas por Pablo Cortés del Pueblo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.