
José Montes, cirujano maxilofacial de MAEX Cuevas Queipo
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José Montes, cirujano maxilofacial de MAEX Cuevas Queipo
Casos complejos son el día a día de José Montes, cirujano maxilofacial de MAEX Cuevas Queipo. Se trata de pacientes que no tienen hueso suficiente para colocar implantes normales. Hasta ahora se resolvían muchas veces colocándolos en la parte baja del pómulo, lo que se denominan implantes cigomáticos. Ahora existe una nueva herramienta terapéutica, las mallas subperiósticas, una especie de implantes personalizados realizados con técnicas de ingeniería biomédica fabricados para un paciente concreto. Esto permite resolver prácticamente todos los casos de pérdida de hueso: bien por extracciones sin control, por periodontitis o «la gran epidemia que estamos teniendo: pacientes a los que al cabo de los años sus implantes les dan problemas y cuando se retiran no hay hueso».
–¿Qué es un implante complejo?
–Son casos difíciles en los que el paciente no tiene suficiente hueso en la boca para colocarlos o que toman una medicación, como algunas relacionadas con la osteoporosis, que imposibilitaban o dificultaban mucho colocar implantes normales. Hoy contamos fundamentalmente con cuatro armas: reconstruir el hueso, que es una técnica con grandes inconvenientes y un porcentaje de éxito no demasiado elevado y que obliga a varias intervenciones en el paciente; la segunda técnica es colocar implantes angulados, que evitan determinadas estructuras de la anatomía que pueden ser dañadas si no se trabaja de manera adecuada; la tercera es lo que se llama implantes de anclaje remoto o cigomáticos, que se colocan en la parte baja del pómulo a personas que no tienen hueso en el maxilar superior ; y la técnica más moderna es el desarrollo de implantes personalizados, que se fabrican mediante técnicas de ingeniería biomédica, exclusivos para cada paciente y que evitan cualquier situación que hasta ahora no tenía solución.
–¿Por qué hay pacientes que no tienen hueso?
–En la mayoría de los casos porque se han llevado a cabo extracciones sin control y ese hueso con el tiempo se perderá por falta de función. También ocurre en personas con periodontitis o enfermedades de las encías. Y luego existe la gran epidemia que tenemos en este momento, que es que hay muchísimos pacientes con implantes dentales y algunos de ellos están teniendo con los años problemas, muchas veces por falta de mantenimiento adecuado del paciente o por otras circunstancias, y, cuando se retiran ya hay una pérdida de hueso asociada al proceso de infección de implante.
–¿Cuál es la vida media de un implante de los tradicionales?
–El implante dental bien cuidado puede durar muchísimo con un mantenimiento adecuado, pero hay que hacer revisiones, al principio cada seis meses y después cada año. A veces desmontamos la prótesis, hacemos controles radiológicos y vemos las técnicas de higiene para intentar que la vida media de esos implantes sea la mayor posible.
–¿Cuáles son los principales riesgos para los pacientes considerados casos complejos?
–El primer riesgo para el paciente es que el profesional no conozca todas las posibilidades de tratamiento que existen. Estamos obligados a conocer todos los procedimientos que hay para solucionar casos complejos y ofrecer ese abanico al paciente. Y si no a derivarlos donde los conozcan y que sea el paciente el que elija, ofreciéndole todas las posibilidades terapéuticas de tratamiento que existen.
–¿En que consisten los implantes cigomáticos?
–Son unos implantes que se colocan en la parte baja del pómulo cuando no hay hueso en el maxilar superior. Sin necesidad de reconstrucción posibilita tener dientes fijos de manera inmediata, en las primeras 24 horas, sin ningún tipo de proceso asociado, más que un proceso inflamatorio o, a veces, un pequeño hematoma que dura unos días, se resuelve por completo y funcionan como implantes normales. En cuanto a cuidados y mantenimiento, lo único es que el paciente no use irrigadores, porque los implantes no están cubiertos de hueso, solo de encía, y tienen que tener mucho cuidado, y eso sí es importante, con la sinusitis, porque entonces se pueden infectar.
–¿Hay alguna alternativa si fracasan esos implantes?
–Hasta ahora no había otra posibilidad que cortar ese implante a nivel de la parte baja del pómulo y era muy difícil considerar una reconstrucción. Era la ley del todo o nada. O te va muy bien o si hay problemas es un desastre. Pero hoy día si hay un fracaso podemos eliminar esos implantes y colocar dientes fijos en 24 horas mediante una técnica nueva que se llama mallas subperiósticas.
–¿Qué son las mallas subperiósticas?
–Las mallas subperiósticas son quizás el tratamiento que a los implantólogos nos tiene más ilusionados. Gracias al desarrollo de los nuevos procedimientos de tratamiento informático de imágenes, a al trabajo en equipo de ingenieros biomédicos y de determinadas empresas con profesionales médicos se ha conseguido diseñar implantes que son específicos para un paciente. Entonces, si no tiene hueso en el maxilar superior para colocar implantes no se adapta su hueso, no se adaptan a esa persona los implantes del mercado, ni se le colocan implantes largos en sitios remotos, como el cigomático, sino que mediante técnicas de ingeniería biomédica construimos un implante que sólo le funciona a ese paciente.
–¿Y para quién están indicadas?
–Para cualquier tipo de paciente que no tiene hueso suficiente.
–¿Cómo se evalúa cuál es la solución más indicada?
–La solución menos compleja es la malla subperiorística, pero también tiene limitaciones. Cuando es una sola pieza, no se coloca y, a veces, para dos piezas se valoran técnicas más sencillas y económicas para el paciente. Pero cuando son defectos mayores la gran ventaja es que estas mallas, yo les llamo implantes personalizados, nos permiten anclarlos a la parte externa, a la cara, que nunca se nos cae, por poco hueso que tengamos para colocar implantes. Entonces, pueden colocarse en cualquier persona que no tenga hueso. Directamente las fabricamos y las anclamos con un procedimiento muy sencillo, con anestesia local, con una sedación, o, a veces, si son procedimientos muy complejos, ya con anestesia general. Esto permite en mayoría de los casos colocar dientes fijos en cualquier circunstancia.
–¿Y este tipo de implantes personalizados ya no tienen fracaso?
–Las mallas son una técnica muy dependiente de dos circunstancias: Una es que el profesional no puede recibir una malla que le diseña un ingeniero. Nosotros, a veces, estamos cuatro horas diseñando con ingenieros las mallas de un paciente y luego tardamos una hora en operarle, pero antes hemos estado cuatro diseñándolas para que sean como nosotros queremos. Y, luego, hay algunos trucos, digamos, de colocación. Yo creo que es una técnica muy dependiente de la habilidad del cirujano, de la buena preparación de los dentistas que le acompañan y que saben preparar la prótesis, y también hay que contar con unos ingenieros biomédicos de primera. Los mejores ingenieros biomédicos para mallas subperiósticas que hay ahora mismo son un matrimonio malagueño.
–¿Quedan todavía casos imposibles para poner un implante?
–Los casos imposibles hasta ahora para colocar un implante eran aquellos en la parte inferior de la mandíbula, donde corre un nervio, y las técnicas de reconstrucción tenían muy malos resultados. O bien, los implantes cortos, que a veces no podían ser tan cortos porque no había hueso ninguno hasta el nervio, y al paciente se le decía que no se podía poner implante. Hoy en día, eso lo solventamos con las mallas. Hacemos una malla con unos tornillitos que evitan el nervio, que no necesitan que haya hueso disponible, y lo solucionamos. Otro de los grandes problemas eran los pacientes que tenían implantes que iban a perder, o dientes que iban a perder, no tenían huesos, no se querían colocar implantes cigomáticos, o tenían procesos de sinusitis. En esos casos, hacemos mallas. Si hay pacientes con implantes cigomáticos que dan problemas hoy día podemos cortarlos y solucionarlos con mallas en 24 horas, que era algo que antes no se podía hacer.
Y hay una cuarta situación, que ha sido un quebradero de cabeza , que son los pacientes que toman una medicación que se llama bifosfonatos, que son un grupo de fármacos, que se utilizan muy frecuentemente en mujeres para osteoporosis o para osteopenia. Son maravillosos para tratarla, pero tienen el inconveniente de incorporar riesgos en implantes de cualquier tipo. Por ejemplo, los cigomáticos no se pueden colocar en pacientes que toman esas medicaciones. Pero esas medicaciones actúan en la parte interna del hueso, no en la parte externa. Entonces, la malla sí sería una opción. Ahora no estamos desestimando prácticamente a nadie. Solamente a pacientes que son tremendos fumadores, de tres o cuatro paquetes, a pacientes que tienen tratamientos oncológicos o determinadas medicaciones que alteran el metabolismo del hueso. Son medicaciones muy raras que imposibilitan la cirugía, pero se trata de un número de pacientes ínfimo.
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