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Un icono de piedra que tiene gran valor arqueológico, pero también un gran vínculo emocional con los vecinos del pueblo. Un arroyo que mana aguas ... yodadas, muy saludables para muchos usos, que incluso sirven para llenar cada año la piscina municipal. Almargen es un pueblo que tiene en torno a estos dos hitos dos de sus grandes atractivos, aunque no son ni mucho menos los únicos. A pesar de que fue en la Edad Media cuando se fue configurando como población, su territorio ha sido habitado durante los siglos precedentes. De hecho, en su entorno se han encontrado vestigios arqueológicos desde la Edad del Cobre en adelante. Así, sobresale la necrópolis de cuevas artificiales de El Almirón o restos de gran valor, como espadas o un icono de piedra de la Diosa de la Fecundidad, tallado en piedra hace más de tres mil años.
Tanto este vestigio como otros se pueden ver en el Museo Municipal de Almargen. Cada año se acercan hasta allí numerosas parejas que quieren ver y tocar la piedra esculpida que simboliza el ídolo de la Fecundidad. Hay quien cree que hace honor en su nombre. Este vestigio fue encontrado hace algunas décadas por una familia local en su propiedad, quien incluso la conservó como adorno durante años sin conocer su importancia arqueológica
Por Almargen pasa el arroyo Salado, conocido por tener aguas medicinales, gracias a su elevado nivel de yodo. El nacimiento está situado en el enclave conocido como Casa Blanca, a escasos metros del pueblo. Allí se puede comprobar cómo brotan a borbotones de la tierra estas aguas milagrosas, recomendadas sobre todo para enfermedades relacionadas con el aparato digestivo o con diversas dolencias degenerativas del sistema óseo.
Hoy son muchos los que se acercan a este enclave cercano al casco urbano para probarlas. Desde el propio casco urbano hay un agradable paseo, prácticamente llano, que discurre en paralelo al curso del arroyo, hasta que se llega a una espesa ribera de eucaliptos y se puede ver el lugar donde brotan estas aguas atípicamente saladas.
Como curiosidad, aunque aún queda mucho para la época estival, la piscina municipal se llena cada año con las aguas de este arroyo, lo que permite a los bañistas disfrutar de los efectos positivos de éstas. Pero, además de las aguas yodadas de este arroyo y del misticismo que rodea al ídolo de la Fecundidad, en Almargen también se puede hacer un recorrido muy interesante por sus calles y plazas.
Dentro de su casco urbano destaca la iglesia de la Inmaculada Concepción, construida en siglo XVI, aunque su aspecto actual se debe más bien a la remodelación que sufrió a finales del XVII. Se trata de un templo sencillo, en el que se mezclan diversos estilos, como el manierista, el barroco o el mudéjar. En su interior se encuentra uno de los retablos góticos más valiosos de Andalucía. Junto a este edificio religioso cabe destacar el conjunto arquitectónico de los inmuebles de la plaza principal y sus alrededores, con el estilo propio de pueblos de la Vega de Antequera y la campiña sevillana.
En los últimos años, el pueblo también se ha hecho especialmente conocido por albergar una de la bodegas revelación de la provincia de Málaga, bautizadas como El Niño de la Salina, que era el apodo que recibía precisamente el precursor de la elaboración de vinos en este municipio.
Hoy esta bodega familiar tiene una importante gama de vinos ecológicos, buena parte de ellos con el nombre de Andresito, que han dado más prestigio al pueblo, ya sea con tintos, blancos, rosados o dulces. Otras de las singularidades de este municipio es que es uno de los pocos de la comarca del Guadalteba que tiene conexión ferroviaria. Así, hasta allí se puede llegar en tren, que tiene una parada en la estación Almargen-Cañete la Real (pueblo vecino). Eso sí, para llegar por este medio de transporte hasta este pueblo desde la ciudad de Málaga es necesario hacerlo desde el nexo de Bobadilla Estación, en el término municipal de Antequera.
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