Algarrobo, un recorrido trepidante de la playa al pueblo

En pleno verano, las primeras miradas se dirigen a sus playas y su paseo marítimo, que cuenta con una oferta de lo más completa para quienes quieren desconectar pero sin renunciar ni a la gastronomía más marenga ni a las buenas comunicaciones.

Pero, Algarrobo Costa también ofrece una buena dosis de historia. De la época árabe se conserva la atalaya más peculiar de la Ruta de las Torres Vigías de la Axarquía, ya que se encuentra claramente inclinada aunque no corre riesgo de caerse. No en vano es conocida como Torreladeada o Torre Ladeá. Se encuentra en una zona ajardinada muy cerca del paseo marítimo.

No muy lejos de allí, pero ya del siglo XVI, se localiza otra atalaya algarrobeña, la Torrenueva, también conocida como la Torre Derecha, en contraposición a la inclinada. Ambas han camuflado de alguna forma por el urbanismo de la zona. También hay indicios de asentamientos en la Edad del Bronce, como lo demuestran los restos encontrados en el Morro de Mezquitilla.

Pero sería un error visitar este municipio en verano y sólo ver su costa. Hay que adentrarse en su territorio, hoy lleno de subtropicales y de invernaderos, donde antes abundaban los ingenios azucareros. Ahí aguardan algunas sorpresas tan agradables como las ruinas púnicas de Trayamar, que evidencian la importancia estratégica de este emplazamiento desde hace milenios.

En este caso se trata de un conjunto de tumbas fenicias, considerado como el más importante del Mediterráneo occidental.

Y, en el interior, pero no a mucha distancia de la costa mediterránea, se encuentra Algarrobo Pueblo, una localidad agrícola que cuenta con una excelente ubicación, en el valle que forma el río Turvilla. Lo más apasionante puede ser su casco urbano, que conserva el mismo trazado urbanístico que en la etapa andalusí.

Así lo demuestran las angostas calles y las a veces exageradas pendientes que sirven para recorrer el pueblo, enclavado en una colina conocida como Ejido.

Aunque algunos historiadores aseguran que la población consiguió un importante desarrollo económico bajo la dominación romana, son los árabes los que diseñan su actual casco urbano. Algo posterior es la iglesia de Santa Ana, construida originalmente en el siglo XVI. Otro edificio religioso importante es la ermita de San Sebastíán, que fue reconstruida a finales del pasado siglo XX. Desde allí se obtiene una de las mejores perspectivas de Algarrobo, con el Mediterráneo como telón de fondo.