La franquicia 'Expediente Warren' echa el cierre con un plomizo drama familiar
El director Michael Chaves, artífice de 'La monja II' y responsable de la anterior entrega, concluye la tetralogía con una película perezosa que solo salvan Vera Farmiga y Patrick Wilson
'Expediente Warren: el último rito' es la cuarta entrega de la franquicia que alumbró James Wan en 2013, una serie de películas que explora ... los casos reales a los que se enfrentaron Ed y Lorraine Warren, dos investigadores de lo paranormal que permanecieron en activo desde los años cincuenta hasta los ochenta. Michael Chaves, artífice de la estimable 'La monja II' y responsable de la anterior entrega de la franquicia, 'Obligado por el demonio', es el encargado de echar el cierre a una saga irregular y lo hace con la que posiblemente sea la peor entrega del conjunto.
'El último rito' comienza con un prólogo ambientado en 1964, en el que unos jóvenes Ed y Lorraine están entrevistando a la heredera de una tienda de antigüedades. Al parecer, su padre estaba convencido de que algo le seguía, pero la hija hizo oídos sordos debido a su avanzada edad. Hasta que un buen día se lo encontró ahorcado en el establecimiento. Fue entonces cuando la joven comenzó a notar aquella extraña presencia, especialmente en una habitación de la tienda, donde el silencio era atronador y unas voces la llamaban por su nombre. Embarazada de Judy, Lorraine accede a la inquietante estancia, abarrotada con todo tipo de objetos. Solo uno de ellos llama su atención: un espejo de cuerpo entero enmarcado en madera que se oculta bajo una sábana. Al retirarla y tocarlo, Lorraine siente un daño directo a su bebé, así que raudos los dos acuden al hospital donde finalmente da a luz. Pero Judy nace muerte hasta que, a los pocos segundos de estar en el regazo de su madre, comienza a respirar de forma inexplicable.
Después de un picado de secuencias con Ed y Lorraine educando a la pequeña, que ha adquirido los poderes sobrenaturales de su madre, la acción salta a 1986 y se ramifica en dos tramas. La primera, la que protagoniza la familia Smurl, en Pensilvania, cuya segunda hija acaba de hacer la confirmación y ha recibido de regalo el espejo de marras. Pronto, empezarán a desatarse todo tipo de fenómenos paranormales que pondrán a los inquilinos de la casa, sin capacidad económica para mudarse, en serios problemas. Apariciones espeluznantes, vómitos de sangre -es, con toda probabilidad, la mejor secuencia y más impactante secuencia del filme- y muñecos que se retuercen y gatean solos les harán la vida imposible.
La segunda trama tiene que ver con los protagonistas de la franquicia. 'Expediente Warren: el último rito' aprovecha -y quizá esto es lo más interesante de la cinta- a estos Ed y Lorraine en horas bajas para hablar de la pérdida de la ingenuidad y el triunfo del escepticismo en los años ochenta. Una cardiopatía ha obligado a Ed a dejar la caza de demonios, así que la pareja pasa sus días dando conferencias y escribiendo libros, pero los ciudadanos de a pie ya no les toman en serio y espacios como el 'Saturday Night Live' les ha dedicado 'sketches'. Será en ese contexto cuando las dos tramas se fundan en una.
Esta es la estructura de un drama plomizo -son 2 horas y cuarto de película-, con unas secuencias de terror perezosas, que, pese a alguna que otra buena idea, solo salvan Patrick Wilson y Vera Farmiga, estupendos una vez más como Ed y Warren, y que aprovecha para hablar de cómo las decisiones de los padres pueden acabar afectando a los hijos y de la necesidad de no dar la espalda y huir de los problemas. Una pena que la franquicia acabe así... Si es que acaba.
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