Viva España
VOLTAJE ·
Cuando más español me siento, es cuando estoy fuera de EspañaLlega el día de la Hispanidad, si es que existe tal cosa, veo entonces los desfiles y pienso que, cuando más español me siento, es ... cuando estoy fuera de España. Me pasa mucho, casi siempre, todo el rato, y, cuando estoy dentro, es decir, cuando estoy dentro de ella, de España, escucho el brotar de las cloacas, el fulgor del odio y de la miseria de los dos países que habitan aquí, en España, la tierra a la que vinieron a hacer turismo Caín y Abel, en la que noto que, entre nosotros, no es que no vivamos en el mismo país, es que no vivimos en el mismo mundo.
Pero luego, si estoy fuera, salgo fuera y veo la bandera de España, me parece que ahí está mi casa -qué tontería- y que si tengo algún problema del ámbito que sea a cualquier hora es ahí donde habré de acudir, porque cuando estoy en casa, en mi casa, cuando paso por la calle, por mi calle, y veo una bandera de España, que es la mía, muchas veces me siento fuera, lejos de donde estoy. La cuestión no está en la bandera en sí, ni en todo lo que se le podría achacar políticamente a su diseño que, a fin de cuentas, viene de un consenso, sino porque hay gente, en España, que no saca la bandera al balcón con el ánimo de unirnos, sino que la exhibe con el propósito de la exclusión, de la diferencia y de la superioridad. No todos. No es lo mismo sacar la bandera en pleno barullo político o en una manifestación filofascista que hacerlo cuando se legalizó el matrimonio homosexual o cuando ganamos el Mundial («la Roja devolvió la bandera a los rojos»). Siento envidia de los franceses o de los británicos que, sin que importe su ideología, enseñan su bandera como símbolo de unión, cuando su historia está tan llena de mierda como la nuestra.
De todas las historias de la Historia, sin duda la más triste es la de España, porque termina mal. Esto lo escribió Gil de Biedma en un poema llamado 'Apología y repetición' que es pura sublimación del lenguaje, una exhibición de malabarismo tan grande y tan sincera que debería recitarse ahí mismo, con todos los cargos militares delante. Y así sucede que hoy, fuera de España, pienso que de una vez por todas la izquierda debería reconciliarse con su país y con la palabra patria, y disculparme yo por todas las veces que he dado vueltas para no escribir, con todas sus letras, España. Hoy he escrito esa palabra más de diez veces. Pero es más fácil así, cuando uno está fuera de España.
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