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Editorial

Veinte años del horror

Son las madres y los padres, las abuelas y los abuelos, los que pueden y tienen que dar sentido a la memoria, también sobre el 11-M

Martes, 12 de marzo 2024, 01:00

La conmemoración del vigésimo aniversario de los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid y la del Día Europeo de las Víctimas ... del Terrorismo ofrecieron ayer mensajes de solidaridad unitaria, junto a notas de división partidaria. Porque no todos acudieron o se sintieron invitados a todos los actos de memoria. El terrorismo más indiscriminado, el asesinato en masa, genera en las víctimas la dificultad de reconocerse como tales. La muerte causada a un ser querido, las heridas físicas y el quebranto psicológico que soportan quienes sobreviven a lo peor, hace que tiendan a considerarse pacientes fortuitas de un Mal que no iba con ellas. Que se subieron al vagón equivocado. O se encontraban en un sitio fatal. Lo mismo ocurrió con el 11-S, con los atentados de Londres. Y ocurre todavía en distintas partes del mundo. Incluso allá donde yihadismo sigue siendo una palabra polisémica. Y a la víctima le cuesta reconocerse como tal, evitando señalar al victimario.

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