La Universidad de la homofobia
Voltaje ·
No se puede izar una bandera gay con una mano y con la otra regalar suelo público a una organización homófoba
Recuerdo que el Ayuntamiento de Málaga, en 1998, fue el primer consistorio que izó una bandera del arcoíris en su sede el 28 de junio, ... el día mundial dedicado a los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales o transexuales. Era la escenificación de que el Partido Popular de Málaga pertenecía a la corriente menos carvernaria del partido, y fue esperanzador que todos los concejales votaran con unanimidad una moción, inútil pero simbólica, para apoyar los matrimonios entre personas del mismo sexo cuando el propio PP había presentado un recurso en contra al Constitucional. Pasado el tiempo, solo se puede sentir asco y vergüenza ante la posibilidad, firmada mediante un bochornoso convenio, de que el Ayuntamiento vaya a regalar a una organización homófoba 40.000 metros en el privilegiado entorno de La Térmica durante diez años, prorrogables a 35, solo a cambio de una donación de 2,3 millones: una limosna.
Para quien no la conozca, la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) es un nido de intolerancia dominado por numerarios del Opus Dei que tiene como objetivo «garantizar de una forma institucional la presencia de cristianos con vocación evangelizadora» para dar respuesta «desde la fe» a los problemas de la sociedad. En pleno siglo XXI, esto se traduce en el rechazo al aborto en todas sus formas, al divorcio, a la libertad individual y por supuesto a la homosexualidad. El máximo representante de la UCAM en la Tierra, José Luis Mendoza, ese tipo con el que Francisco de la Torre aparece estrechándose la mano tan sonriente, es un fundamentalista religioso y un homófobo reconocido que, con sus 14 hijos, utiliza los actos universitarios para decir cosas como que «el mal llamado matrimonio homosexual es una abominación a los ojos de Dios». Lo sabe él, que habla con Dios todas las noches.
En este centro educativo de cuarta división moral e intelectual hay una profesora de bioética, Gloria María Tomás, que en una ponencia catalogaba la homosexualidad de «enfermedad» y de «perversión». En una entrevista, se justificó diciendo que «nos quieren meter la homosexualidad por narices en esta sociedad». Por supuesto, todas estos desmanes homófobos han suscitado las críticas de asociaciones, de otras universidades públicas incluida la de Murcia y de todos los partidos, excepto el PP, de quien, ante los problemas de la UCAM para ampliar instalaciones en la región murciana, su presidente dijo que «Dios los quitaría de en medio». ¿Vamos a dar cabida a esta forma de pensar en Málaga? No se puede estar izando una bandera por los derechos LGTBI con una mano y con la otra dando suelo público a una organización homófoba. Ante un programa de educación sexual en los colegios, el presidente de la UCAM dijo: «No lo vamos a permitir, estamos dispuestos a luchar hasta donde haga falta». Debemos luchar también hasta donde haga falta para apartar estas sucias mentes de nuestra ciudad.
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