Sevilla y el mar
Ante la ausencia de un proyecto propio como capital, la hispalense intenta continuamente quitárselos a Málaga
Me imagino como pudo haber transcurrido la conversación entre Juan Espadas y Miquel Iceta (arranca el primero):
–Señor ministro, que somos compañeros del partido ... y yo necesito un logro que vender en Sevilla, a ver si te camelas a los del Hermitage para que se vengan 'pa' mi tierra, 'miarma'.
–Verás, querido alcalde, es que los del museo ruso sólo están mirando ciudades que tengan mar, como Barcelona, Málaga, Valencia...
–Pues entonces les diremos que Sevilla también tiene mar, que el Guadalquivir es 'mu' grande y ¡casi no se nota!
Ante lo que el ministro ya no supo qué responder y se le quedó sonriendo, con cara de poker.
La falta de ayuda y de proyectos de la Junta, que hasta fechas muy recientes fue un tanto más sevillana que andaluza, hizo que los malagueños se buscaran la vida por su cuenta para salir adelante. Mientras los chavales montaban empresas tecnológicas pioneras sin un euro de ayudas públicas en entreplantas de oficinas donde, paradójicamente, también tenía su sede el PSOE provincial; el alcalde Francisco de la torre se proponía hacer de la nueva Málaga la capital de los museos, con un Centro peatonal y reformado donde los jóvenes del teletrabajo de media Europa ya se quieren mudar a vivir. Todos esos esfuerzos han confluido para hacer de Málaga una de las capitales más pujantes del país, casi todo por méritos propios y por la gracia del bendito clima y del mar, que son factores fijos que sí alteran el producto.
Ante este panorama, da pena y fastidio que el alcalde de Sevilla no tenga un proyecto propio de ciudad y se dedique, no ya a copiar el de otros, sino a intentar interponerse cuando los inversores eligen instalarse más allá del Aljarafe. Que si Málaga es tecnológica Sevilla también quiere serlo, pero le faltan los VirusTotal (que es la razón por la que Google se viene al Puerto); los Premo, los Freepik, los Uptodown, los BeSoccer y tantos otros líderes tecnológicos, dentro y fuera del PTA. Pero es que si Málaga es la capital de los museos es porque Picasso nació aquí, qué le vamos a hacer (al menos eso sí lo vio la Junta); por el empeño del regidor malagueño y porque los Pompidou, los Thyssen y los rusos, entre otros muchos, le han cogido cariño a Málaga, que se hace querer.
Ya puestos a copiar a los otros, el alcalde de Sevilla le podía pedir al Ministerio de Cultura, o más bien a la Esperanza Macarena, que le conceda un mar, un mar en su puerto, un mar bonito y abierto... Aunque en ese caso, igual el Hermitage lo acaban montando en Huelva...
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