El runrún de la sanidad

Si la derrota tuvo un solo padre (o una madre), la victoria de Juanma Moreno tenía muchos hijos. O muchas promesas, según se mire. Una de ellas era la de recuperar la sanidad en Andalucía, y más concretamente en Málaga, donde las cifras siempre han sido peores que en otras provincias, especialmente si hablamos de infraestructuras, camas o listas de espera.

Las promesas, al menos en un primer momento, parecían ser tangibles. Música y fanfarria con el tercer hospital (proyecto incluido), anuncio para usar el Hospital Pascual, remodelaciones y ampliaciones de centros de salud... Desde luego se lo habían tomado en serio.

Hoy ya son prácticamente seis años desde que el PP alcanzara el poder andaluz, y la sensación del ciudadano –y más concretamente del usuario de la sanidad pública– se define en una suerte de decepción. El tercer hospital acumula ya un año de retraso, aunque parece más en punto muerto que otra cosa. El centro de salud de El Palo recién ahora inicia su fase de licitación, y del Hospital Pascual directamente no se sabe absolutamente nada. Bueno, sí, se sabe que no abrirá en el próximo año por lo menos.

Se han hecho cosas, claro. Faltaría más. Y por medio estuvo la pandemia, eso nadie lo puede negar. Perder unas elecciones no es cuestión de un día, pero la Junta debería escuchar ese runrún que mira directamente a la sanidad. Experiencia en esto ya tenemos.