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Presidente por sorpresa

El rayo verde ·

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Viernes, 1 de junio 2018, 09:22

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Nada es igual desde que los jueces de la pieza principal de la 'trama Gürtel' publicaron su sentencia. Rajoy debía conocerla en toda su extensión, que era mucha, cuando el día anterior tras aprobarse los Presupuestos -una imposible casualidad, por cierto- mostraba una extraña cara de funeral que casaba mal con el indudable éxito político del momento que, en principio, le aseguraba terminar la legislatura en la Moncloa. Parece que el hasta ahora incombustible político gallego se vino abajo. No esperaba que los jueces le mencionaran a él personalmente en el fallo de la trama corrupta, y que incluso dijeran que no le habían creído. Desde entonces se encuentra hecho polvo, me aseguran, y de ahí que saliera a toda prisa del hemiciclo al terminar la sesión de la mañana, tras un titánico esfuerzo por defender el argumentario elaborado para contrarrestar la implacable jerga judicial. La tarde de ausencia del hemiciclo -una norma de conducta que ya siguió el presidente en otras ocasiones- se le fue en recibir presiones para que dimita y en una tensa lucha de poder entre los suyos, unos partidarios de que resista, dicen que Cospedal, y otros de que abandone, sobre todo Sáenz de Santamaría, que a la vez pugnan por sucederle.

La bomba de 'Gürtel' ha tumbado a Rajoy, pase lo que pase hoy, pero también alcanza a todo el PP, al que ya hay encuestas que sitúan en cuarto lugar. La estrategia 'marianista' de quietismo y de hacer como que no iba con ellos («una trama contra el PP y no del PP», insistía) ha sido un fracaso. Tampoco le ha resultado, llegado este momento, la operación de contrapesar los escándalos de corrupción de su partido con el 'caso ERE' socialista andaluz, y eso que bien que lo han intentando. Quedan muchas sentencias más en las sucesivas tramas del partido y los daños pueden ser irreparables. Quienes dentro del PP, y del PP andaluz, venían pidiendo en voz baja dimisiones a modo de cortafuegos ven ahora que los hechos les dan la razón. Pero para Rajoy salir ahora por su propia voluntad sería reconocerse culpable. Demasiado tarde.

Frente a la depresión mariana, el subidón socialista. Aunque a Sánchez pueda haberle caído la maldición de Oscar Wilde, «cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias», para el desvencijado PSOE es un momento de gloria inesperado. También para el PSOE andaluz, dispuesto a dejar atrás las rencillas internas, u obligado por la fuerza de los hechos. Bien es verdad que Susana Díaz ha mantenido un perfil bajo y veía clara la oportunidad de la maniobra ante la que consideró extraordinaria gravedad de la sentencia. Ahora habrá que ver cómo se ajusta el calendario electoral, autonómicas versus generales, porque todos los cálculos han saltado por los aires.

Quedan meses trepidantes. Pero la sensación es que, al fin, la corrupción ha pasado al cobro su factura.Es un signo obligado de salud social.

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