El poli que llevamos fuera
Se van reduciendo las plantillas y no están para mucha carrera
Las plantillas de policías locales de la provincia van envejeciendo. Es cierto que el instinto se agudiza con los años, pero también es verdad que ... a los 58 uno no suele estar para muchas carreras detrás de los malos. Los agentes empiezan a jubilarse a los 59 y las convocatorias para nuevos policías apenas cubren las bajas. Dicen que cada estadounidense tiene un policía dentro, pero lo ideal es tenerlo fuera. En Málaga capital hay un policía local por cada 671 personas, algunas de las cuales llevan un par de delincuentes dentro. Con los médicos también surge el problema del reemplazo, y en Andalucía contamos con uno por cada 333 habitantes, enfermo más enfermo menos. La media de médicos es similar a la de otros países de la Unión Europea, lo que no significa que sea la ideal; sin embargo la ratio de policías es menor aquí. Es importante que la ratio de rateros sea baja, pero tranquiliza saber que hay agentes suficientes. Los agentes que nos van quedando a menudo han de ocuparse de los pocos médicos, pues a una parte de la población que no lleva porra ni fonendoscopio le da por agredirles. Es comprensible que alguien se desespere tras pasar toda la noche en Urgencias esperando una cama, pero la desesperación no debe llegar a la violencia porque entonces apaga y vámonos, y si nos vamos no te ve el médico, después de toda la noche esperando, tonto.
El padre de una amiga llamaba oficial a cualquier agente de la policía, y señor doctor, o señora, a cualquier médico, buscando premiar la posible vanidad de los funcionarios y obtener así un mejor trato. Ahora hemos empeorado tanto en algunos niveles que basta con ser educado para convertirnos en positivos bichos raros. No soy mucho de robar coches de lujo, asaltar a bandas de narcos para hacerme con el alijo, secuestrar a un empresario o al hijo o matar así por las buenas, no obstante he tenido que relacionarme con policías de numerosos países por esta manía de atravesar fronteras, y la policía de aquí es de las, en principio, más amable, aunque de vez en cuando es posible toparse con un agente que va de oficial. La sanidad pública funciona aquí muy bien, que se lo digan a los estadounidenses que no tienen médicos gratis fuera, lo cual no quiere decir que debiera funcionar mejor, algo solucionable con inyecciones de dinero, que son las que más duelen a quienes gestionan este cotarro. Con la policía pasa igual. De la enseñanza hablaremos otro día, pero esa sí que habría que reforzarla: de ella depende en parte que nadie agreda a un médico y salga corriendo... que nuestros agentes no están para mucha carrera.
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