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Marihuana en Portugal

Una de las grandes empresas canadienses ha abierto en el país vecino una de las mayores instalaciones de cultivo

Domingo, 19 de mayo 2019, 10:06

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El emperador Marco Aurelio se desayunaba todos los días con una haba de opio egipcio y hablaba en un idioma ya entonces universal pero sin ... una palabra con la que identificar al cocainómano. Posiblemente ningún latinista del momento se arriesgaba al vudú imperial a cuenta de innovar en el lenguaje. Sí existía, y recrecida con los siglos, una retahila de términos para referirse a los alcohólicos y borrachos tanto en latín como en casi cualquier lengua o dialecto hablado por quienes han vivido desde los albores del neolítico entre cepas y barriles de Algeciras al Peloponeso. Los casos de abuso letal del cannabis, otra planta recreativa tan expandida como la vid, carecen de literatura médica frente a los intoxicacdos etílicos. Este clásico recurrente ahora es el invitado fijo a la agenda festivalera de nuestros adolescentes, precoces fumadores por otro lado del hachís que el mercado ilegal se encarga de proveerles. Antes de la ineficiente cruzada universal que inició EEUU a comienzos del siglo XX contra las drogas -junto a la prostitución y las armas, el podio de los grandes negocios del crimen organizado-, no hay constancia de la existencia del yonqui, ese arquetipo con el que la mayoría entra automáticamente en pánico si escucha hablar de legalización limitada de la marihuana. El filósofo Escohotado dice de los yonquis, hoy bajo programas de metadona, que son el paradigma del farsante y la antirreprocidad: «Que todos hagan algo por mí cuando yo nunca estoy dispuesto a hacer nada por los demás». Visionarios como él han hecho que el problema supere etiquetas y se adentre, de la mano de los gobiernos de varios países, en una legalización sin espacio para el apocalipsis. El Parlamento de Portugal, como Nueva Zelanda antes, acaba de legalizar la marihuana terapéutica, casi un año después de que Canadá, una de las potencias del G20, lo hiciera respecto al uso recreativo siguiendo la misma estela que Uruguay abrió en 2013. Una de las grandes empresas canadienses productoras de marihuana y plantas ha abierto en el país vecino una de las mayores instalaciones de cultivo. «Ha sido demasiado fácil para nuestros hijos obtener marihuana, y para los delincuentes obtener los beneficios. Hoy, cambiamos eso», decía el primer ministro Justin Trudeau el día de una legalización bajo estrictos controles que han convertido en impuestos los ríos de dólares de los narcos. Ese sector con valor bursátil creciente mira al mercado europeo, al que ya exportaba. España, tan lejos y tan cerca como siempre incluso de Portugal, deja pasar una actividad agrícola de alta rentabilidad, generadora de impuestos y mucho empleo, mientras nos crece el embrión de esa Sinaloa ibérica de La Línea que golpea en la Costa del Sol por un asunto en el que tanto dinero se va en policía, jueces y cárceles. Marruecos hace tiempo que decidió dar amparo legal y regio para poner en blanco y verde el gran negocio que al resto nos llega en negro.

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