Jaque al hotel del Puerto
Será por mano de rey, reina, alfil o caballo, pero el dique de Levante está reservado... Para una torre
Ya sería llamativo que, después de aguantar siete años de tediosos trámites burocráticos, el proyecto más polémico en la historia reciente de Málaga pueda llegar ... a implosionar desde dentro. Que sea el desacierto de los socios, unos por acción y otros por omisión, lo que pueda dar al traste con la Torre del Puerto. A lo largo de este larguísimo camino, pandemia incluida, en el que Urbanismo del Ayuntamiento se lo ha tomado con toda su gerencial calma, se vio próxima a caer en muchas ocasiones, por el buen trabajo de boicoteo –que todo hay que decirlo– que han venido haciendo los grupos opuestos al hotel en el dique de Levante. Cuando más próximo se vio el aterrizaje forzoso fue cuando hubo que hacer por segunda vez el trámite ambiental, porque el primero había caducado.
Pero ni por ésas. Ahí se ha visto claramente la decisión de los responsables de la Autoridad Portuaria y de la capital malagueña, con el apoyo de la Junta, que han seguido hacia adelante, a pesar de los continuos palos en las ruedas. Y justo cuando lo más difícil ha terminado, y le toca hacer su parte a quienes se suponen que son los más interesados en que todo vaya como la seda, se tienen que agarrar a una prórroga del plazo (que, ojo, era de ocho meses) como clavo ardiendo porque no han hecho sus deberes a tiempo... Por lo que intuyo, algunos dentro de la sociedad concesionaria no han entendido ni cuáles son las tareas que tienen que presentar, y que en este punto ya no sirven unos bocetos bonitos en un papel... Hay que comprometerse.
Y en medio de toda esta incertidumbre, no parece haber ningún problema. Ni en el Puerto ni en el Ayuntamiento se asume como una derrota social o política el hecho potencial de que los actuales concesionarios se caigan. Primero, por la experiencia pasada con otras iniciativas de alcance ayuda a relativizar los dramas. Así ocurrió hace años con el cambio del proyecto en el Muelle Uno; y más recientemente, con un movimiento similar en el puerto deportivo de San Andrés, en Huelin (que precisamente hizo que se quedara con la marina el mismo grupo inversor).
Pero, sobre todo, porque mientras que alguno de los dos recursos contencioso-administrativos que se han presentado no lo tumbe –que tampoco se puede descartar– el planeamiento urbanístico oficial de la ciudad ahora sólo permite que en el dique de Levante se haga un hotel de lujo de hasta 150 metros. Y ya hay inversores tomando posiciones ante la posibilidad de otro concurso. Así que será por mano de rey, reina, alfil o caballo, pero el dique de Levante está reservado... Para una torre.
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