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No nos engañemos: por más que el Consorcio haga esfuerzos por mejorar, y muchos, el propio sistema de concesiones de las líneas es pernicioso y ... no se adapta a las necesidades reales de los ciudadanos. De manera que, para cualquiera que viva en Rincón de la Victoria, La Cala, Alhaurín, Cártama o Torremolinos, el autobús es el último recurso, el clavo ardiendo cuando no hay ninguna otra alternativa. Vamos, que no es una opción elegida de transporte. También es muy utilizado por los guiris, pero ya se sabe que estos la mayoría de las veces no tienen prisa, ni tienen que estar a ninguna hora en una cita médica o en una reunión de trabajo.
En la ciudad es diferente. El servicio de la Empresa Malagueña de Transportes, con sus luces y sus sombras, es de buena calidad, con una plantilla de profesionales muy cualificados y vehículos cada vez más modernos. Para las líneas principales las frecuencias son bastante altas, y además con redundancias, de manera que cada cinco a diez minutos tienes una ruta que te lleva a tu destino. Es cierto que en los barrios periféricos, o en zonas menos pobladas, esto no ocurre, porque la demanda es baja y la dependencia del vehículo privado es mayor. Por tanto, hay que seguir reforzando, sobre todo las conexiones de los barrios de la zona Este, y buscar soluciones innovadoras, mediante minibuses y mediante la novedosa fórmula de los servicios a demanda, donde las tecnologías permiten casar mucho mejor la oferta con las necesidades de los usuarios.
Dicho esto, sería muy beneficioso para los vecinos de la Gran Málaga poder contar con algunas líneas de la EMT, tal y como ha propuesto el alcalde, Francisco de la Torre, y su equipo del Área de Movilidad. La distancia no es ningún problema, porque estos ya llegan hasta Campanillas, Churriana, al aeropuerto, Playa Virginia y Guadalmar. Que es como decir que se quedan a las puertas de La Cala y Rincón, de Cártama, Alhaurín de la Torre y Torremolinos. Muchos ciudadanos, que no entienden de competencias y movidas burocráticas, lo único que ven es que el autobús les pasa rozando el flequillo, y es injusto.
En realidad, la verdadera solución para muchos de estos grandes núcleos de población, especialmente los del Este, es que llegue el metro, con tramos soterrados y otros en superficie, al menos hasta el río Totalán, donde habrá que establecer un gran aparcamiento disuasorio. Pero mientras esto ocurre, para lo que no faltan menos de diez años, una linea de la EMT con buenas frecuencias y vehículos de gran capacidad sería una ayuda para descongestionar la temible red viaria entre Rincón y Málaga.
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