Drones en el cielo de Málaga
Nuestro aeropuerto vuelve a estar a la vanguardia de la aeronáutica un siglo después de su fundación
A los malagueños nos sobran los motivos para sentirnos orgullosos de nuestro aeropuerto, que es el tercero en vuelos y pasajeros de España, y el ... más importante del sur de la península. Los primeros argumentos que salen son los básicos, que no por ello son menos válidos: por vía aérea llega la riqueza de los millones de turistas que vienen a pasar sus vacaciones a la Costa del Sol y a muchos otros puntos de Andalucía; y de esto, directa o indirectamente, come la mayor parte de la población en la provincia, que no conviene olvidarlo. Además, esta es una puerta de entrada y de salida excepcional para conectar con toda Europa y muchos otros puntos de América, Asia y África. Las ventajas competitivas de tener una infraestructura internacional como esta son indudables, y me comería el artículo entero sólo para enumerarlas todas.
Pero los motivos a los que me refiero en este artículo son otros. En 1919, Málaga ya hizo historia, aunque todavía no era consciente de ello, al establecer de pura casualidad en la finca El Rompedizo el que a día de hoy se mantiene como el aeropuerto más antiguo de España, que sigue en su emplazamiento primario. Ahora, cuando han transcurrido más de 100 años de aquel hito, Enaire ha asignado a la torre de control, que tiene un equipo de profesionales que son unos apasionados de la aeronáutica, un papel clave en el diseño de la movilidad del futuro, que no es otra cosa que el empleo de los drones de pasajeros para trayectos urbanos e interurbanos.
Les sonará a novela de Julio Verne, pero ya hay muchos profesionales y empresas en toda Europa, y también aquí, trabajando para que muy pronto sea posible ir desde el aeropuerto a Marbella en apenas 20 minutos, a bordo de una flota de aerotaxis no tripulados. Y precisamente una de las primeras rutas de prueba que se van a ensayar en España, previsiblemente en el plazo de un año, irá desde aquí hasta la vecina Granada, en un vuelo de unos 50 minutos. De ahí a que cualquiera de ustedes se puedan subir pasarán apenas dos o tres años más. El mundo de posibilidades que se abre es casi tan infinito como el espacio en los cielos malagueños, que son azules once de los doce meses.
Para más adelante, conforme la tecnología y la normativa estén ya asentadas, quedarán los debates sobre si estos viajes serán asequibles para la mayoría, y sobre los destinos donde sí y donde no llegará esta tecnología. Pero hoy, permítanme que me quede con el orgullo de que Málaga está en la vanguardia de la movilidad del futuro.
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