La foto helada
Salen y entran en Soto del Real. La rabiosa actualidad es tan inmediata como repetitiva, de hecho, últimamente es vertiginosa y los vuelcos de pasión ... también se hacen pesados. En estos días, densos como el bochorno de una intensa jornada veraniega, la prolificidad de los sucedidos presuntamente irregulares, negros o sencillamente sucios, agotan nuestra capacidad. Igualmente, las excusas son un 'déjà vu' pertinaz que ya suena tan ordinario como la puesta de sol.
La democracia, este sistema lleno de fallos e imprecisiones -pero el mejor de los posibles-, tiene algunas características no cuantificables pero significativas. Pedro Sánchez ganó las elecciones solo una vez, el resto las perdió y nunca ha tenido el calor de la calle. Desde su irrupción tras la moción de censura, en cuanto ponía un pie en el asfalto un coro de espontáneos abucheaba su presencia o sencillamente le insultaba, es un dato. El volumen ha subido desde entonces, pero el hecho se ha producido desde el primer día sin excepciones. La calle no son las urnas, se sabe, pero esta insistencia tiene que tener un significado tal y como ahora vemos. El murmullo es una forma de opinar, a veces incorrecta o grosera, pero real y, curiosamente, cuando se repite una y otra vez, tiene un sentido predictivo admonitorio. Más allá de los numerosos casos de corrupción o presunta corrupción que sitian al personaje, cabe colegir que «el jurado callejero» nunca lo quiso, un dato indiscutible.
En el escenario actual, con un bloqueo parlamentario más que cacareado y lleno de nefastos efectos, las voces gubernamentales -con un argumentario ya lineal y básico- mantienen su actitud resistente y prometen seguir haciendo el bulto oficial. Ello empieza a ser una foto, siempre la misma, Sánchez junto a María Jesús Montero haciendo gestos particulares, ambos negando que pase nada grave, impertinente o negativo. Es una fotografía como la de la Cibeles, la plasmación gráfica de una imagen pétrea sin movimiento posible, en ambos casos los figurantes no se movían en el momento de dar al 'clic'.
Hay mil teorías que responden a la pregunta correspondiente -¿a qué esperan?-, pero ninguna convence, pues las cosas no van a cambiar. Sánchez está fuera, repetir como candidato -si repite y si alguna vez hay elecciones- no traerá sorpresas, vamos, no muy fuertes ni capaces de cambiar el curso de los acontecimientos. Esto está acabado, aunque podemos seguir en la cola un buen rato más, tenemos tiempo o, mejor dicho, el tiempo se tiene a sí mismo y dura y dura. Pero esta tensa y agria espera no va a tapar tanto suceso, la escena es mala y sólo puede empeorar, sí, puede empeorar hasta casi el infinito. No duden, sea como sea, es sólo una larga despedida.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión