La financiación y la nueva política
El rayo verde ·
En la bronca sobre financiación autonómica hay una muestra de la 'nueva política' que se ha instalado en la Moncloa. Pedro Sánchez podría haber presentado ... un paripé de promesas y calendarios, para inclumplirlos como hizo Mariano Rajoy, pero ha optado por la línea recta: si ha de tener Presupuestos para el 30 de septiembre y antes incluso fijado el techo de gasto, y ambas cuestiones se antojan muy complejas con 84 escaños, cómo va a comprometerse a alcanzar un acuerdo en lo más arduo, el sistema de reparto entre las comunidades, que el PP, con mayoría absoluta en la primera legislatura no abordó. Por ello ya en su discurso de la moción de censura dijo que no lo habría en esta media legislatura que apenas queda. Su contundencia en el Senado ha caído como una bomba en las regiones más perjudicadas, y beligerantes, Andalucía y Valencia, las dos gobernadas por socialistas que no son de la cuerda del nuevo presidente.
Además de la debilidad parlamentaria y la dificultad del modelo, pesa el hecho de que el nuevo equipo se ha encontrado con que Montoro no había avanzado nada del trabajo previo para entrar en materia, diseño de escenarios etc. Aún más: en la decisión tajante de Sánchez se advierte un mensaje también de negativa cerrada ante las exigencias que espera de los presidentes nacionalistas vasco y catalán, a los que recibirá los primeros en la Moncloa.
Está por ver que la jugada le salga. La baza a mano serán las concesiones en las citas personales en la Moncloa. Hay modos de hacer gestos eficaces que compensen al menos en parte el retraso, con inversiones o con modificaciones del actual modelo, en especial aflojando el grifo de las entregas a cuenta, y a buen seguro la presidenta andaluza, Susana Díaz, algo se llevará de su visita de finales de julio.
Otra cosa es el efecto de la polémica en el ámbito andaluz. Díaz había convertido la reclamación del nuevo sistema en la clave de su política, hasta incluso lograr un consenso insólito, y ahora no puede menos que mantener firme la reclamación de todas sus peticiones. De los 4.000 millones en adelante. Por lo escuchado ayer en el pleno, la batalla le puede hasta beneficiar, al convertirla en la adalid de la comunidad frente a su propio partido. Ya ella advirtió a Sánchez que no le hiciera escoger entre sus dos lealtades, a Andalucía o al PSOE. Sabe además que el 'granero andaluz' le da fuerza, y más al ser la primera cita electoral del calendario, pero debe jugar con habilidad sus cartas con Madrid. Esta debe ser su primera tarea. No hay puentes entre la Junta de Andalucía y el Gobierno, ni con Ferraz. Pedro Sánchez tampoco hace gestos de acercamiento a su rival político, es más, ha dejado claro un evidente desprecio hacia Díaz, que no va a tener ninguna intervención en ninguno de los nombramientos hechos ni por hacer. Solo le queda un hilo, y es María Jesús Montero. La nueva ministra, que sí habla con frecuencia con su hasta hace dos semanas presidenta, está en medio de la guerra fría, y con sus propias y grandes batallas sobre la mesa, pero poco podrá hacer si desde aquí abajo no se juega con arte.
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