Dietario II de la nueva normalidad
INTRUSO DEL NORTE ·
Lunes: Fernando Simón se ríe, o yo creo que se ríe. Fernando Simón es un Kelly Slater que hizo algo de misionero por África y ... luego, de vuelta a España, se agarró cual pulpo a roca del espigón del Jaboneros. Simón cae simpático en estas Españas plurales, pero me dicen los médicos de la parte de Alcázar de San Juan que le guardan la cuchara.
Martes: El martes llega con su historia de buenos y de malos entre que va pasando la Historia, con mayúscula. Los datos nos sobrepasan pero en el Paseo Marítimo hay una mascarilla guadianesca a ciertas horas. Los runners de antaño son las mascarillas de hogaño, y así y todo me van mandando fotos del Centro donde no cabe un alfiler. Es verdad que, por cierta infusa ciencia de Colau, la gente de Huelin o de El Candado ha ido asumiendo una cierta fobia al turista, mínima, epidérmica, pero que le ha metido en el hipotálamo la idea de que el Centro ya no es lo que era. Lo que fue. El cartel brillante, Larios con tráfico y calles que, como me dijo Calamaro de su Buenos Aires, «no te atreverías a cruzar en la madrugada».
Miércoles. Antes de ir a la oficina a que me culpen de la muerte de Manolete, paso el tiempo viendo qué se traen Enrique Ponce y su nueva pareja. Lo cierto es que Magnífico Margarito -de nuestro periódico hermano 'El Norte de Castilla'- se ha ofrecido como paño de lágrimas de Paloma Cuevas. Y uno los imagina 'como en bailando' un vals con los bombones esos crujientes, coñac y un brindis por la madurez y por las arrugas que no fueron tantas porque el bótox y la inyección se han democratizado; al menos en el reparto del 'Hola'. Ponce ha hecho la faena de su vida, nunca lo vi en un yate y como que va echando unas hechuras de Paquirri.
Jueves. Con la cosa de los Presupuestos, Marisu Montero dice algo de que los partidos del Frankenstein «quieren a España». Tengo yo dicho que la portavoz y ministra de Hacienda, no habla andaluz, sino algo parecido al romance con chasquido y carmín. ERC quiere a España, claro. Y Marisu no se despeina sus rizos sevillís después de dejarnos Andalucía 'espeluchá'.
Viernes. Mi psiquiatra me invita a tacos mientras yo llevo en el alma lo de la fusión de Bankia y CaixaBank, que en teoría es tan cercano a mí como la Química Nuclear o el nitrógeno líquido. Duermo bien con unas pastillas de cannabis, legales y sin recetas, que no me hacen balbucear.
Sábado. Subo a Abantos y me recuerda demasiado a Pinares. El esfuerzo me quita la nostalgia. Lillo avisa de que hay un nuevo ejemplar botánico en la Axarquía. En llegando a Ávila hay pinsapos de repoblación, una fuente de la que bebo y creo ver el mar.
Domingo. Para qué hablar de las galeras...
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