A cuatro metros bajo tierra
Cita en el Sur ·
En Monda han encontrado una fábrica de tabaco subterráneaHoy es 22 del 2 de 2020, una fecha cargada de doses, un buen día para detenerse y mirar. La madurez es eso. Las personas ... mayores se detienen ante las obras y miran. Málaga es un buen sitio para mirar obras, que son amores. Uno se asoma a una obra y pregunta a los obreros ¿qué son, amores? Porque pocas cosas son lo que parece. Bajo el Astoria apareció una muralla pero no era la muralla que parecía. Bajo un pueblo, en lo hondo de Monda, han descubierto una fábrica de tabaco. A cuatro metros bajo tierra se escondía todo un mundo clandestino. Un taller de tabaco y la vivienda de los seis trabajadores que no veían la luz del sol. El mercado de tabaco está que echa humo, pues las empresas pretenden que el tiempo fumado no cuente como trabajado. Pronto nos darán cogotazos cuando levantemos la cabeza del ordenador. Ya no nos pueden echar si estamos de baja, pues era caer muy bajo. Es cierto que hay gente con la cara muy dura, pero normalmente no elegimos partirnos la cadera, y mucho menos volvérnosla a partir. Estos ucranianos no se sabe si fumaban, pero lo de salir lo tenían complicado. Sobre sus cabezas había cuatro metros de suelo, y sobre el suelo una cuadra de caballos. Un picadero bajo el que picaban hojas de tabaco suficientes para producir 3.500 cigarrillos a la hora.
Fumar se ha puesto muy caro, un vicio de ricos, y la única manera de que haya un mercado paralelo (iba a decir para lelos, pero hay muchos fumadores a los que quiero) es en la clandestinidad, donde existen convenios aunque no suelen ser demasiado justos. Estos seis ucranianos tenían todas las papeletas para ser encontrados en alguna excavación dentro de dos mil años, el 22 del 2 del 4020, y las teorías que obtuviesen los futuros arqueólogos del hallazgo no serían válidas, o, y eso es lo más triste, a lo mejor sí. La Guardia Civil había detenido a los cabecillas, que estaban a nivel del suelo, y los cabecillas no dijeron ni pío del submundo de Monda, a pesar de que sin ellos en libertad los de abajo no podían renovar el aire. En el taller tenían una cocina y unas literas, menudo peste a pie. De los cabecillas uno era británico y tenía cuenta pendiente en su santa isla. Éste no tendrá problemas para entrar en Reino Unido, donde entrar cada vez es más difícil. Exigen contrato de 30.000 euros y dominio del inglés. Seguro que a alguno de aquí le parece una medida razonable. Cuando los inmigrantes que no cumplan los requisitos se vayan a fumar a otra parte, a ver quién limpia los suelos de los hospitales y otras partes más íntimas. El mundo está lleno de mundos tristes. Fumar es malísimo, pero no es lo peor.
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