Ciudad del paraíso
Una ciudad detenida antes de caer puede acabar cayendo
Madrid fue una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas) y Málaga la ciudad del paraíso. Dámaso Alonso daba vueltas ... en la cama, oía ladrar a los perros, sentía que llevaba cuarenta y cinco años pudriéndose, y escribió su poema 'Insomnio'. Vicente Aleixandre quiso rendir homenaje a la ciudad de sus días marinos, la ciudad de sus días alegres, detenida «antes de hundirte para siempre en las olas amantes», y escribió su poema Ciudad del Paraíso. ¿Es Málaga el paraíso? ¿Existe el paraíso? El infierno, desde luego, no, o al menos no existió durante un rato, cuando un periodista italiano aseguró hace tres años que el Papa le había revelado su inexistencia, aunque al día siguiente el Vaticano desmintió de manera ambigua la noticia. Un año antes el Papa se preguntó si acaso tener el corazón frío no es ya un infierno. En Málaga se vive bien, incluso en Madrid. Mucho mejor que en 1944, cuando Dámaso Alonso publicó su poema, o que en 1960, cuando Aleixandre publicó el suyo. No todos disponemos del mismo número de metros cuadrados, ni de la posibilidad de viajar en vacaciones, incluso ni de llegar a fin de mes, pero somos mayoría los que vivimos mucho mejor de como habríamos vivido antes. La enseñanza es obligatoria hasta los 16 años y hay una extensa red de centros gratuitos, la sanidad es universal (es cierto que el tercer hospital está dando más vueltas que el poema de Aleixandre, pero no nos podemos quejar aunque nos quejemos), etcétera etcétera. En nuestra riqueza queda espacio para compartirla, absolutamente siempre debe quedar. Existen instituciones, programas y fondos para tratar de corregir los infiernos que existen dentro del paraíso.
Hace 30 años, en enero de 1990, nació Málaga Acoge, una organización fundamental en una ciudad que lleva como lema Ciudad Muy Hospitalaria. Málaga es una ciudad abierta que desde hace casi tres mil años se ha beneficiado de la llegada de personas de fuera. Algunas vienen ricas y otras buscando riqueza, por qué no, como hacemos todas las personas según nuestras circunstancias. Necesitamos gente que se ocupe de los desamparados, venidos de fuera o surgidos de nuestros propios infiernos particulares. La Junta dispone de centros de protección de menores, menores que no han tenido la suerte de contar con un padre y una madre que se ocupe de ellos. Hasta los 18 años la Junta ejerce de tutora de estos menores que a los 18 se convierten en mayores. ¿Quién, en esta ciudad pararidisíaca, puede independizarse a los 18 años sin absolutamente ningún colchón? Málaga Acoge ha iniciado la campaña #Nomedejesenlacalle. El Defensor del Menor se ha hecho eco de esta puerta que puede llevar al infierno. La Junta de Andalucía no debe mirar para otro lado. Nosotros tampoco. El corazón frío como una piedra en el arcén. Málaga es una ciudad detenida en la gloria antes de hundirse, según Vicente Aleixandre. Permitir que al cumplir 18 años los menores se hundan es hundirnos todos, convertirnos en una ciudad de más de medio millón de cadáveres.
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